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RESEÑA MUSICAL

"Marés" en "Espazos Sonoros"

    Inauguración de “Espazos Sonoros” con el grupo “Marés”, en formación de cuarteto, que integran la saxofonista Patricia Cadaveira Martínez, el vibrafonista Marcel Pascua Royo, el contrabajista Juanjo Martínez Martí y el percusionista Carlos Ronda Mas. Nos trasladan esta vez a la Illa de Sálvora, en este concierto de apertura-20´h-, en una jornada en la que podremos disfrutar tras el encuentro previo en el puerto de O Grove-10 h.- para una salida de visita y con vuelta a las 14´30 h.-, con un xantar en familia en el “Quinteiro de Temperán” a las tres de la tarde. La “Illa de Sálvora”, en situación casi de abandono, fue declarada bien de interés cultural con la categoría de paisaje cultural en 2016, destacando por su fondo marino, con una biodiversidad y vegetación, en la que atesora animales y vegetales, destacando especies únicas como las colonias de gaviota oscura o el lagarto de Sálvora. El faro actual, de 1921, sustituyó a otro anterior de 1852, y estuvo habitado hasta 2017. En 1921, había vivido una tragedia marítima con el naufragio del vapor Santa Isabel, que hacía la ruta Bilbao -Cádiz. Fue auge comercial del sector pesquero entre los siglos XVII y XVIII.

    “Marés”, nos ofrecen un programa ciertamente curioso ya que nos reservan transcripciones de clásicos muy distintos en su original. Isaac Albéniz, aporta “Capricho catalán”, del grupo de las “Seis hojas de álbum, Op. 165”, una aproximación a sus orígenes en la que se evidencian acentos folklóricos de la tierra. Estamos en un período de retiro en Londres y ahí dará forma a seis páginas características, que definitivamente publicará la editorial “Pitts & Hatzfield “. En resumen, un conjunto de graciosas y breves piezas, en las que destaca el ingenio y la frescura que despliegan. Se habla incluso de un iberismo trascendido.

    Enric Granados con “Oriental”, también de una serie de danzas españolas, siendo en este caso un ostensible ejemplo de exotismo que nos pone en la línea de las “Serenatas moriscas” o los “Caprichos árabes” y las “marchas orientales”, aprovechando ciertos tipismos a los que concede un diseño muy personal. El mismo que nos sugiere en la “Rondalla aragonesa”, en la “Andaluza” o en la “Galante”. Estamos ante un conjunto de doce piezas que se dividen en cuatro cuadernos, de tres danzas cada uno y cuya fecha de composición nos lleva aproximadamente hacia 1888, durante su estancia parisina.

    La “Danza de la seducción” de Joaquín Turina, procedente de las “Cinco danzas gitanas Op.55”, un poco para mantenernos dentro de estos patrones y que conocieron su publicación en 1930, en encarecida dedicatoria al insigne José Cubiles, quien en respuesta las estrenaría en el “Teatro de la Comedia”, un 15 de enero de 1932, convirtiéndose desde entonces en unas de las páginas más apreciadas por los aficionados. Con el tiempo, un en forma de “suite”, realizará el autor una orquestación, además de otras adaptaciones instrumentales. Estamos ante un Turina en su plena madurez.

    La “Musica Notturna delle strade di Madrid”, es decir, el Luigi Boccherini de los embriagadores quintetos, en este caso el más célebre de todos, el “Quinteto en Do M. Op. 30 nº 6”, en cinco tiempos y que según opinión aceptada, constituye, con el “Op. 11 nº6 (L´Uccelliniera)”, la única aproximación a la música descriptiva. No podremos olvidarnos de otra serie de los quinteto, los que otorgan protagonismo a la guitarra y ahí nos encontramos con el “Quinteto en Re M. Op. 40 nº2”, en dos movimientos, conocido como el “Quinteto del Fandago”. Otro capítulo encomiable es el de los cuartetos, en los que el maestro de Lucca, dejó lo más granado de su ingenio.

    La “Nana” de Manuel de Falla”, una de las “Siete canciones populares españolas”, a las que dio vida Luisa Vela y que resulta una canción de cuna procedente de Andalucía y que con suerte, guardaba en su memoria desde su niñez. Lorca, próximo a Falla, está en el “Homenaje a Lorca” que firma Joan Albert Amargós, que reparte su labor entre las formas clásicas y la contemporáneas. Tuvo desde muy pronto influencias de Paul Hindemith, H.Dutilleux, Henze o Luciano Berio.

    Juan Durán con la “Habanera”, suite para saxofón y piano. Siempre fue intención en este compositor renovar el lenguaje de la tradición, a partir de la asunción de la tonalidad. Será el suyo un ideario compartido con la llamada ”Generación de la apertura”, la misma en la que aparecen Margarita Soto Viso, Juan Vara, Fernando Alonso o Paulino Pereiro, siempre marcados por la necesidad de compartir aventuras con artistas en confluencias similares. Xoán Montes, con “Negra sombra”, casi un himno oficioso de la tierra.

    Carlos Paredes con “Sede”, el añorado maestro y uno de los últimos testimonios del fado del Coimbra y, a cierta distancia, José Afonso con A proa”, símbolo para la historia de la “Revoluçao dos cravos”, y el “Movemento 25 de avril”, músico que había recibido sus primeras lecciones de Flávio Rodrigues, un barbero muy humilde, especie de maestro de guitarra. Joâo Paulo Esteves da Silva-“Certeza”-, es un pianista que publicó recientemente dos trabajos muy distintos: “Brigthbird”, con el contrabajista Mario Franco y el batería Samuel Rohrer, y otro con el guitarrista Afonso Pais, dedicado a la figura de Cole Porter.

    Marcel Pascual Royo, el vibrafonista del cuarteto, formado en la “ESMUC”, en percusión y en la “ESMAE”, de Oporto, en vibráfono y jazz, presenta “Do Ferro á Coruña” y, para completar, “Lágrimas negras”, de Miguel Matamoros, quien se haría universalmente famoso con su grupo en trío, en especial por su grabaciones para la “RCA Victor”. Vicente Amigos-“Tres notas para decir te quiero”, un guitarrista al que se llegó a considerar como el heredero de Paco de Lucía, por su personal toque y sonido.

    31 ago 2018 / 21:01
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