De profesión sus enredos
ERROR sin disculpa cometerían los miembros del Congreso si permiten o buscan forzar nuevas elecciones. No se dan las condiciones objetivas que lo justificara.
La primera de sus obligaciones es, precisamente, esta: elegir al presidente del Ejecutivo. Responsabilidad personal indelegable, que han de cumplir poniendo la voluntad del electorado por encima de las conveniencias de los partidos que los presentan en sus listas; no hacerlo apareja descrédito del sistema y de los políticos.
Dada la composición de la Cámara salida del 28-A carece de sentido intentar que el propuesto por el partido más votado no consiga cumplir el encargo del rey, siendo así que a ningún otro can-didato podría serle encomenda- do por la imposibilidad de reunir los apoyos necesarios para superar la investidura.
Repetir elecciones pudiendo evitarlas supone: chulear al pueblo al pedirle que vote de nuevo a quienes no supieron gestionar su representación, y despreciar las consecuencias de un resultado que continuara la relación de fuerzas actual.
Omisión culposa cuyo justo castigo sería que el nombre de ninguno de los causantes volviera a aparecer en las papeletas. Una limpia de 350 incompetentes, ahí es nada.
Profesor titular de Latín