Economía del envejecimiento
VIVIMOS más, la medicina avanza así como también los tratamientos. De pronto, y respecto a nuestros padres, vivimos y disfrutamos de unos diez o quince años más de actividad, de esparcimiento, de consumo, de ocio. De un sentimiento emocional de estar vivios, de aportar, de producir, de ser y estar activamente. La calidad de vida ha aumentado, también la inteligencia emocional y el talento senior. Los mayores son cada vez más valorados, se sienten más activos en nuestra sociedad. Tienen aún mucho, muchísimo que aportar. De hecho una gran parte del consumo depende de ellos y su capacidad de ahorro. Aproximadamente hoy casi un 20 % del consumo lo realizan personas de más de sesenta años.
Más allá del invierno demográfico y la escasa natalidad, las sociedades son cada vez más longevas. Hay y se busca un envejecimiento saludable, con salud conectada y telemedicina que lo están cambiando todo. Con nuevos modelos de asistencia, de geriatría, de prótesis inteligentes, incluso la industria textil y del calzado se adapta a las necesidades de un mercado cada vez mayor y más dinámico. También los servicios de asistencia sanitaria y fisio, geriatría, cada vez más adecuada.
Desde hace tiempo los mayores, los que hasta hace poco al llegar a sesenta y cinco y eran percibidos como tales, dejan de serlo. Hemos erradicado de nuestro lenguaje el viejo término de Buttler, del edadismo, o la gerontofobia de la que tanto analiza y habla Adela Cortina. Ya no negativizamos la soledad. La jubilación activa proporciona también un valor al empleo y a la empresa. Las actividades económicas y asistenciales en el entorno de los mayores son espectaculares. Son oportunidades de negocio, emprendimiento incluso liderado por ese talento senior y experimentado. Ciudades y urbanismo inteligente, economía inclusiva de bienes y servicios para las personas mayores en función de su franja de edad y necesidades vitales. Tanto desde lo público como desde lo privado, desde pisos tutelados a seniors resorts con servicios médicos comunes.
La revolución plateada es una ventana de oportunidades para todos los sectores. O también la revolución de las canas, libro de Ortega y Huertas. Una revolución que no solo debe darse en lo urbano, también en lo rural, frente a la despoblación.