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Reseña Musical

Edgar Moreau: “Concierto para chelo, en Si m. Op. 104” de A.Dvorak, dirigido por Kerem Hasan

    Concierto de la “OSG” en el Palacio de la Ópera de A Coruña-20´00 h.-, del que será protagonista como solista Edgar Moreau, quien interpretará el “Concierto para chelo en Si m. Op. 104”, de A. Dvorak, dirigido por Kerem Hasan, en una sesión que incluye “Tropos”, de Fernando Buide y la suite firmada por James Colon, procedente de la ópera de D.Shostakovich “Lady Mcbeth von Mzensk”. Edgar Moreau, tuvo como primer maestro a Carlos Beyris y recibió un Primer Premio del Conservatoire à Rayonnement Regional de Boulogne-Billancourt, antes de seguir con Xavier Gagnepain y en Paris con Philippe Muller, en chelo y con Claire Desert, en música de cámara. A los 15 años había recibido el Premio de Jóvenes Solistas del Concours Rostropovich y a los 17, el Segundo Internacional Tchaikovski. Pronto fue invitado para grabar con el sello “Erato”, que le ayudará a la promoción de su carrera en la que destacan un registro dedicado a obras de Pierre-Yves Hodique, y el trabajo “Le roi qui n´aimait pas la musique”, junto al violinista Renaud Capuçón, el clarinetista Paul Meyer y el pianista Karol Befle. El director Kerem Hasan, ganó el Concurso de Jóvenes de Salzburgo en 2017, primer eslabón para su consolidación que le llevará al Festival Felsenreitschule. Se había formado en el Royal Conservatoire Scotland, en la Hochschule für Musik F. Liszt de Weimar y en la Kunst Arts Zurich University, con Johannes Schlaefli, además de asistir a masters de Bernard Haitink, en el Lucerne Easter Festival, de David Zinman, de Gianandrea Noseda y de Esa Peka-Salonen.

    “Tropos” de Fernando Buide del Real, con fundamentos en el Carnegie Mellon de Pittsburgh y en el compositor Leonardo Balada, deja en esta obra, detalles en sus procedimientos creativos avanzados y una revisión de estilismos del Medievo que recurre a una aparente simplicidad tratada en perspectiva que maneja estudiadas variaciones y trasformaciones a partir de dos secciones que se resuelven sin solución de continuidad y que se expresan por su perfil rítmico con una primera distendida gracias a los cambios de pulsión y una más centrada en el planteamiento discursivo, en el ámbito de una orquestación calibrada gracias a los recursos orgánicos próximos al género camerístico.

    El “Concierto para chelo en Si m. Op. 104”, de A.Dvorak, clave por el desglose de divergencias estilísticas esenciales en la etapa de madurez, tras el profundo destilado de procedencias moravas y silesianas, no dejaría de lado la profunda afinidad germánica, que afectará al modelo de desarrollo expresivo, en el que el eslavismo matriz, entroncará con culturas ajenas descubiertas en aquellos años de plenitud imaginativa. Un concierto que a partir del “Allegro”, observa los primeros detalles gracias al clarinete que avanza el tema del segundo tiempo de la “Cuarta Sinfonia” de su muy apreciado Brahms, en preparación de la entrada del solista que dispone el protagonismo en virtud del virtuosismo en permanente diálogo con una orquesta plena en sus combinaciones tímbricas, en necesario contrapunto al chelo, que alcanza el punto de gracia en el cambio de pareceres con la flauta.

    No menores excelencias, aportan el trío de maderas para dar curso al “Adagio no tropo”, en un a modo de tonada popular quintaesenciada a la que dará respuesta el solista en una febril cantinela en sentimientos confrontados, confrontados en un pasaje en Sol menor y que desemboca en un “tutti” orquestal, preparando el embriagador pasaje de las trompas, en respuesta a los “pizzicatti” de las cuerdas, en un clima arrebatado. Un aire de marcha, marcado por la cuerda grave, es el nervio que encarna el “Allegro moderato”, acentuado una vez más por las trompas en un claros “stacatti”, para que el solista se maneje con seguridad en la gama de sus amplios registros, hacia el “poco meno mosso” final, en una apoteosis de motivos ornamentales, en los que una fanfarria de trompas, en un nuevo manifiesto, abre cauce para la coda marcada por un “pianissimo” que nos aproxima al primer movimiento.

    James Conlon, en su dimensión creativa, es quien ofrece una suite de la ópera de Shostakovich “Lady Macbeth de Mzensk”, compositor del que dirigió con la “OSG”, la “Sinfonía nº 12, en Re m. Op. 112 (El año 1917)” y que mantiene un empeño en recuperar repertorios de obras postergadas o de autores repudiados en los amargos años del nazismo. Recibió el reconocimiento de esos voluntarioso trabajos, con el “Roger E.Joseph Prize” en 2013, del Instituto Judío de Religión de la Unión Hebrea y en 2007, el “Crystal Globe Prize”, al que se añadirá el “Zemlinsky” por contribuir a divulgar su obra, como parte de una actitud artística que le animará a la creación de la “OREL Foundation”, destinada a estudiosos y entusiastas, además de la “Ziering- Conlon”, de la “Colburn School” y la “Neue Galerie”, arraigada en Nueva York. Entre galardones de importancia, el “Preis der Deutchen Schallplattenkritik”. Para Shostakovich, en lo relativo a esta ópera conflictiva y hoy venerada, resulta un trabajo encuadrado en el espacio de lo trágico-satírico, en el que la importancia de los elementos cantables son determinantes y en mayor medida las caracterizaciones de los personajes en litigio. “Katerina Lvova”, acaba matando a su esposo y a su suegro, aunque el compositor no disimulará sus simpatías por ella, refirmada por ese mundo cotidiano agobiante, en medio de una recreación satírica perfectamente trazada por la música, determinante de una sátira cruel y acerada, que consigue provocar el odio subyacente a su mayor grado, ridiculizando en similar medida, el conjunto de los personajes secundarios.

    28 ene 2022 / 01:27
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