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El arte de la simulación

    PARECE que un filósofo dijo que quien no cree en lo que dice es menos que una cosa. También es muy probable que quien miente habitualmente se vaya construyendo un universo personal falso, una bola de nieve en la que lo verdadero se ha quedado congelado tiempo atrás.

    Sin embargo, la mentira que tiene una entidad relevante busca siempre una finalidad, no miente quien se equivoca, sino el que conoce la verdad hurtada. En el plano político, es de recibo volverse hacia Maquiavelo, porque quien se comporta como un zorro, parecería tener como destino el prosperar en su propósito. Lo que cuenta es el resultado.

    Pero no hay que ponerse estupendos, circunscribiéndonos a salones ilustrados o parlamentos lamentables, en su ordinaria y evidente inanidad. Siempre recordaré haber leído una anécdota del dramaturgo Sacha Guitry, quien –en el curso de una cena– aburrido y enojado por tanta estulticia como le rodeaba, espetó al anfitrión: “Todo está frío, menos el champagne”. Así que mentir puede hasta resultar brillante, colgada la mentira del ingenio, pero también pura fake news, terreno trumpiano por excelencia.

    Con la mentira hay quienes llegan muy lejos, pero, como dice el proverbio judío, sin posibilidad de retornar a la verdad, porque la construcción de su edificio personal sobre cimientos simulados, impide el regreso, so pena de autodestruirse. Y no digamos nada ya cuando la verdad inquieta y las mentiras reconfortan, incluso juramentos por medio, como reconoce el proverbio oriental, “son los grandes mentirosos quienes hacen los más grandes juramentos”.

    Seguramente, un mundo hecho de desnudas verdades sería invivible, pero no es menos cierto que las escaleras que han soportado el ávido subir de quienes simulan, tienen sus peldaños más desgastados que el árbol de Jessé, en la basílica compostelana. Famosos mentirosos y no menos simuladoras damas han alcanzado la categoría de mitos, y lamentables historietas de andar por casa también nutren barras de bar y despachos de diverso pelaje.

    Suele ocurrir que hay biografías plagadas de verdad, porque olvidamos que son pura mentira. ¿Es plana la tierra? Claro que no, pero ahora son otras las mentiras que proliferan, aquellas que van empujadas por el viento de lo correcto, aunque quienes mienten lo saben, y unen la mentira a la maldad. Los filósofos refieren que alrededor de muchas mentiras hay una ciénaga de ruindad. Pero es fin de año y mañana Nochebuena y pasado Navidad.

    23 dic 2020 / 01:00
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