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El control de la calidad del aire

    EN esta época que vivimos hemos sido conscientes de lo imprescindible que es para nuestra salud disponer de un aire limpio, exento de contaminantes, como los virus, para nuestra salud. Pero quizás le prestamos menos atención a otro tipo de contaminantes con los que convivimos habitualmente, como son, entre otros, los óxidos de nitrógeno, el ozono, y las partículas de pequeño tamaño, conocidas con el nombre de PM2,5 (partículas con un diámetro muy pequeño de 2,5 micras o menos).

    Hace más de 30 años que está demostrada la relación entre la presencia de estos contaminantes en el aire y la salud de las poblaciones que viven en las zonas donde la calidad del aire es peor. Los principales efectos de estos compuestos afectan al sistema respiratorio y al cardiovascular.

    ¿Cuál es el origen de estos contaminantes? La mayoría de los óxidos de nitrógeno y las partículas se generan directamente en los procesos de combustión de los combustibles fósiles. En el ozono, que es un contaminante secundario, se produce en la baja atmósfera por la reacción entre los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles, reacción favorecida por el calor y la luz del sol.

    Sin ninguna duda, las mayores fuentes de contaminación son el tráfico y los incendios. Por fortuna, ya se están tomando medidas para disminuir este problema, sobre todo cambiando el modelo de transporte.

    ¿Cómo se controla la calidad del aire? La forma más común es a través de sistemas de monitorización colocados a nivel del suelo. Tienen la ventaja de que estudian el aire próximo a donde la gente vive y, si se dispone de un número importante de ellos, se podría obtener una buena información. El problema es que, como son costosos, hay pocos puntos de medida y, por lo tanto, poca información.

    Sin embargo, hoy operan satélites que pueden hacer este trabajo y aportarnos una gran cantidad de datos. Aunque su uso tiene algunas limitaciones, ya que solo pueden funcionar de día y miden la columna de aire entera, su información es de gran interés y se complementa con los sistemas de control terrestres.

    Uno de los sistemas más potentes es el TROPOMI (Troposhperic Monitoring Instrument) de la Agencia Espacial Europea, y en breve funcionarán otros tres en el hemisferio norte. Con la información proporcionada por los satélites entenderemos mejor los picos de exposición de contaminantes, actuar con más rapidez y disminuir los problemas de contaminación.

    Es posible que en el futuro dispongamos de un portal similar al Google Maps de tráfico, en el que podamos ver actualizada esta información sobre la calidad del aire. Será un paso importante, ya que tenemos derecho a conocer la información sobre la calidad del aire que respiramos. En realidad, otro derecho más importante es contar con aire de calidad adecuada para que no tengamos que preocuparnos cuando respiramos.

    02 jul 2021 / 01:00
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