El futuro de los alimentos
UNO de los mayores problemas a nivel global es la producción de alimentos. Se estima que la población mundial en el año 2050 llegará a 10.000 millones de personas. Este fuerte incremento de población supondrá, sin lugar a dudas, un reto para lograr un crecimiento sostenible. ¿Cómo se podrá alimentar tanta población sin degradar todavía más el medioambiente?
Está claro que con el sistema actual de producción de alimentos es imposible, por ello ya hace tiempo que han saltado todas las alarmas y que investigadores y empresas trabajan intensamente para encontrar soluciones que nos permitan producir más alimentos que cumplan con las necesidades nutricionales del ser humano de un modo sostenible.
No es nada nuevo que se pueden obtener alimentos en el laboratorio, por ejemplo proteínas. Y aunque a día de hoy parece una quimera, se está trabajando en sistemas que nos permitan obtener proteínas a nivel industrial a partir del aire o de gases industriales y de bacterias o insectos.
De modo que, haciendo un mínimo uso de agua y de la tierra, sin necesidad de recurrir a fertilizantes ni a pesticidas y sin depender de las cambiantes condiciones climáticas, se podrán conseguir los nuevos alimentos.
Los procesos de fermentación no son nada nuevo, con ellos se hacen desde hace miles de años productos como el pan y la cerveza. En la actualidad podemos generar los llamados procesos de fermentación de precisión, en los que, realizando un control riguroso de muchos parámetros, se pueden desarrollar proteínas a partir del almidón o del azúcar.
Si en lugar de utilizar almidón o azúcar como base de partida, empleamos bacterias o insectos que se alimenten de gases, tendríamos un proceso mucho más sostenible.
Empresas de Europa y de Estados Unidos han hecho realidad este proceso. Algunas utilizan como gases el llamado ‘hidrógeno verde’, que es hidrógeno obtenido a partir del agua por electrólisis, utilizando para ello energías renovables y dióxido de carbono obtenido a partir del aire. La mezcla de los dos gases se introduce en un tanque con bacterias y se activa el proceso de fermentación que da lugar a un producto proteico con un 65 % de proteínas, con un aspecto y textura similar a las zanahorias.
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria está estudiando la seguridad de este producto para el hombre. Por otra parte, ya hay en el mercado productos generados con esta tecnología que se utilizan para la alimentación animal.
Todavía queda mucho trabajo por hacer, sobre todo para que los procesos resulten más rentables. Sin embargo, si para realizar estos procesos retiramos de la atmósfera el CO2, que tantos problemas causa desde el punto de vista ambiental, y se desarrollan nuevas regulaciones que favorezcan este consumo, junto con las mejoras en la producción de hidrógeno, el futuro de estos nuevos alimentos será una realidad.