El informe Matic
PREDRAG Matic es el diputado croata que da nombre al documento que acaba de aprobar el Parlamento Europeo. En él se sostiene que el aborto sea considerado un derecho humano equiparable a los consolidados. Que matar un feto/un embrión, una vida humana en definitiva sea presentado como un derecho. Es una paradoja estridente de nuestra época que se contradice con el primer derecho humano, el derecho a la vida.
Conservo la memoria de los dos abortos que se han cruzado en mi vida. Me lo contaba un padre, marino en Ferrol, cuya hija había perpetrado uno y arrastraba una desolación por ello. Y el de la hermosa María, quinceañera alumna mía, que había consentido uno y había abandonado el instituto emocionalmente arrasada. Supe que años después se reconcilió con Dios, consigo misma y reanudó los hilos de su vida.
El aborto agrede física y emocionalmente, con la conciencia de un homicidio perpetrado por las personas que han participado en él. Una visión materialista del mundo presiona para que la culpa sea anulada en la conciencia colectiva, sustituida por el de sentimiento, deseo o de error. Pero los psicólogos dicen que la herida moral del aborto consentido no cicatriza.
El abortismo emplea de la “salud sexual y reproductiva” de las mujeres como tarjeta-bandera para avalar su actitud. Y en mucha educación sexual es presentado como opción ante un embarazo enfadoso; los humanos no nacidos son cuestionados, eliminados cuando aparecen incómodos. El informe Matic pretende que los sanitarios deban practicar abortos en contra de sus convicciones éticas, y que la objeción de conciencia sea negada.
Actualmente el aborto puede permitírselo quien lo apetezca sin restricción, ¿acaso no se realizan todos los abortos que se desean a un ritmo industrial? Ni el aborto ni los supuestos derechos de las mujeres estaban en juego en absoluto. El informe Matic tiene como objetivo interrumpir la libertad de expresión, de pensamiento y de conciencia de tantos europeos pro vida, que ahora pasamos a ser un poco más ciudadanos de segunda.