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RESEÑA MUSICAL

El Monasterio de San Salvador de Celanova, acoge a la “RFG”, dirigida por Maximino Zumalave

    Un concierto en colaboración con el “VII Festival Hércules Brass”, en el que colabora la “RFG”, dirigida por Maximino Zumalave, y que se ofrece en el Monasterio de San Salvador de Celanova-el próximo día 6, a las 20´45 h.-, con obras de J.S.Bach, L. van Beethoven y una composición del portugués Francisco Loreto,”SoNotas”, de la que será solista el tuba Sergio Carolino. La cita llega a través de la “Asociación Cultural Xingros” y de la “Agrupación Hércules Brass Quinteto de Metales”. Un certamen que se encuadra en un proyecto artístico y docente, dedicado a los instrumentos de viento-metal y a la música de cámara. Cuenta con el aval del “Xacobeo 2021/2” y el solista, Sergio Loreto (1974), fue artista revelación de jazz, en Portugal, en 2004, obteniendo también el “Premio Carlos Paredes”, en el mismo año, y el “Premio SPA”, en 2013. Ejerce como tuba en la “Orquestra Sinfónica do Porto”, de la Casa da Música y es profesor en la “Musical Arts”, de Madrid y en la Escuela Superior de Música y Artes del Espectáculo (ESMAE). En otra importante actividad, es también director artístico de “Gravissimo!”, el “Festival Internacional de Metales Graves” de Alcoboça.

    Un compositor portugués, para poner en atriles un composición en detalle de buena vecindad entre países vecinos, experiencia que conocemos por otros cursos, cuando en las “Xornadas de Música Contemporánea”, de hace algunas temporadas, nos pusimos al día de las vanguardias lusas emergentes. Francisco Loreto, se formó como pianista y clarinetista, en el Conservatorio da Escola das Artes de Madeira, y en el Conservatorio Superior de Lisboa. En su trayectoria profesional pudo seguir las directrices de Christopher Bochmann, Rui Vieira Neri y Roberto Pérrz, En el catálogo de sus composiciones, destacan “O Gaio e o Papagaio”, para flauta y contrabajo; “Ave Maria”, para clarinete y piano; “Todos os nomes”, para cuarteto de cuerdas; “Lorosae”, para clarinete, viola y piano; la serie “Accordion”, con una primera para dos clarinetes; “A Sediçao do Desejo” , un ballet con apoyo de recursos electrónicos; “Accordion III”, en ese ocasión para catorce instrumentos, o la que se sigue en la serie, para trompeta, guitarra, glockenspiel, soprano, tenor y piano. “SoNotas”, fue composición para tuba y piano, de 2005.

    Johann Sebastian Bach, estará por la “Suite nº 4, en Re M.BWV 1069”, cumbre del barroco en una de sus creaciones que siempre gozan de excelente predicamento entre los aficionados, al igual que los “Conciertos de Brandemburgo”, los dedicados para instrumento a solo y las sonatas en general. Confiesa Maximino su ciega confianza en el maestro, dotado de una magia que alcanzará hasta la eternidad de los tiempos, y que su obra para tecla, le sirve como ejerció de relajamiento y reposo matinal, a modo de terapia para comenzar plácidamente cada jornada. Cuatro son las ”Suites para orquesta”, que ocupan la relación encuadrada en los números de catálogo “BWV 1066/1069”. Difusa es la datación de las fechas, e igualmente las circunstancias que ayudaron a su gestación. El común sobrenombre de “Oberturas”, válido igualmente, se debe a la importancia concedida a la extensión del primer movimiento. La cronología aceptará con reticencias, las fechas que posiblemente puedan manejarse, en cuanto a las versiones definitivas. La primera podrá ubicarse hacia 1724, la que nos afecta, vendría tres años después, al igual que la tercera.

    La ”Suite nº 4, en Re M.”, mantiene la misma tonalidad que la anterior, distribuyendo el material sonoro entre tres grupos claramente diferenciados: tres trompetas y timbales, cuerda y continuo, y tres oboes y fagot. Por ello, se concibe un criterio en el que el factor concertante, se beneficia en atención al virtuosismo de los instrumentistas. Obra atractiva en toda su amplitud, gracias al reparto por grupos, en lo que los solistas, estarán desplazados. Una plantilla que, en definitiva, resulta muy efectiva, en las secciones contrastantes en cuanto a la propia “Obertura”, que se manifiesta en todo su poderío, por su talante solemne, marcando distancias con respecto al resto de los movimientos. La ausencia del movimiento habitual de la “Allemande”, está ausente en el conjunto de las piezas.

    L.v. Beethoven con la “Sinfonía nº 1, en Do M. Op 21”, obra de un joven en el período de los treinta años y que se entrega a ella en el período de Viena. Una obra que se había tenido esbozos previos, de los que hasta nosotros, han llegado restos aislados. Para uno de sus biógrafos, Grove, uno de los rasgos más sobresalientes de la música beethoveniana , es la destacada individualidad de cada una de ellas, y de los distintos movimientos de cada obra. Riezler, comentará que las dos primeras sinfonías, valdría todo lo dicho sobre los “Cuartetos Op. 18”, la perfección de los predecesores, sobre todo de F.J.Haydn. En su tiempo, el medio oficial de la crítica fiable, el “Allgemeine Musicalisches Zeitung”, le reservará un espacio nada desdeñable: Una producción gloriosa...pero en el fondo se trata de Haydn, arrastrado por la extravagancia hasta la caricatura...” Mal sabía lo que le deparaba el futuro inmediato.

    04 ago 2021 / 01:00
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