Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h

El mundo de ayer y de hoy

    SIEMPRE es un placer leer a Stefan Zweig, nunca decepciona y tiene la infrecuente capacidad de dotar a su obra de una precisa elegancia rica en recursos. El Mundo de Ayer, subtitulado Memorias de un Europeo, obra póstuma escrita poco antes de su suicidio, mezcla de ensayo y autobiografía, es un testimonio imprescindible para entender el periodo entreguerras y todo lo que vino después. Es una carta de amor nostálgico a una Europa que desaparecía.

    El autor no profundiza en las razones políticas que provocaron la guerra, sino en el ambiente social e intelectual que se respiraba y en sus desastrosas consecuencias. Se perdió la fe en las instituciones, los jóvenes dejaron de confiar en sus mayores, se olvidó la tradición y se vivieron años de miseria y hambre. Finalmente, el desorden generalizado fue el caldo de cultivo de totalitarismos que pretendían devolver la cordura a un mundo desorganizado.

    El continente que alumbró la Enciclopedia, la física de Newton, la poesía de Rilke y la democracia liberal, dilapidó la herencia de Erasmo y Montaigne y sucumbió a la tentación totalitaria, encendiendo hogueras donde ardieron, en primer lugar, libros y, poco después, personas.

    Estamos ante una obra fundamental para entender hoy Europa, los nacionalismos, el uso partidista de los medios de comunicación o el papel de la cultura y los intelectuales. Leer a Zweig no es una elección estética, es gesto de compromiso con el humanismo y nos muestra que la civilización no es una conquista irreversible, sino un logro precario.

    Este libro sitúa por encima de los políticos y de las naciones a los poetas, los dramaturgos, los literatos, los compositores o los pintores en la batalla por crear y reforzar la idea de Europa, que debe construirse desde la cultura, el intercambio de ideas, la reflexión sosegada, rigurosa e intelectual y no sólo desde la economía y la política.

    En estas páginas aprendemos del pasado y reflexionamos sobre las sombras que se proyectan hoy sobre Europa y sobre uno de los grandes males de la sociedad: “la desmemoria”. El análisis que se nos presenta es a la par enriquecedor y demoledor, por la lucidez que arroja sobre la locura de una Europa enferma y porque en la destrucción de ese mundo de ayer, descubrimos escalofriantes similitudes con el de hoy. Síntomas que nadie advirtió en su momento como peligrosos pero que terminaron por sumir a la sociedad mundial en una de las mayores tragedias conocidas.

    Stefan Zweig vivió la luz y la sombra de la época que le tocó vivir y las explicó como nadie. Supo mirar al pasado para comprender el presente, algo interesante, pues la historia se repite cíclicamente. Algunas de esas lecciones tienen que ver con lo frágiles que son las cosas que parecen estables, lo prescindibles que son hasta que las perdemos y las muchas formas que puede adoptar la ceguera voluntaria.

    06 oct 2022 / 20:10
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    Tema marcado como favorito