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El ocaso de La Roja

    EN el año 2009, Alienta Editorial publicaba una obra de Leonor Gallardo y Juan Carlos Cubeiro titulada: La Roja. El triunfo de un equipo. En sus conclusiones, los autores formulaban la siguiente pregunta: “¿Por qué ganó España la Eurocopa?”. Su respuesta hablaba de diez circunstancias que confluyeron: talento individual, talento colectivo, liderazgo, valores, seguridad, sobriedad, armonía, gestión de las crisis, flexibilidad y buena suerte. Alguna que otra vez ya las he mencionado...

    Ya sé que es muy fácil hacer pronósticos “a toro pasado”. Tengo la suerte de haberme “mojado” en esta columna hace apenas un mes. La pregunta, ahora, es: ¿Por qué se perdió España en este Mundial? Echando mano de las reflexiones que hace catorce años esgrimieron Gallardo y Cubeiro, no hay que ser muy lince para comprenderlo.

    El talento de la quinta de jugadores que representaron a España en ese campeonato creo que es indiscutible. ¡Vienen de ganarlo casi todo en categorías inferiores! Es más. Su capacidad para convertir el talento individual en colectivo ha quedado más que demostrada en otras concentraciones, con otros entrenadores pilotando la nave. Otra cosa es hablar de liderazgo...

    Dentro del campo, encomendarle el timón a un Sergio Busquets más de vuelta que de ida, considero que ha sido hacerle un flaco favor tanto al equipo como al jugador. Porque, a pesar de la seguridad que transmite, volver al mensaje de la “vacas sagradas” después del volumen de carnicería practicado, no deja de ser una contradicción. Pero ¿qué esperar de un director de banquillo que usa como valores las frivolidades, las excentricidades y la soberbia de quien se cree todopoderoso? ¿No supo verlo? Menos mal que seguía los entrenamientos desde un carretillo elevador...

    Recordando el cuatro a uno contra Rusia del partido inaugural de la Eurocopa del 2008 y la lección de humildad que impartió aquel Luis, no puedo evitar sonrojarme al ver las lecciones de este Luis luego del siete a cero contra Costa Rica. Tanta prepotencia, tanta “rueda de prensa ibérica” y tanto postureo en las redes sociales difícilmente podían acabar bien.

    ¿Y qué me dicen de la última escena? Escribir los lanzadores en una lista y esconderse dentro del banquillo mientras sus jugadores se la juegan desde el punto de penalti. Una imagen vale más que mil palabras, Lucho. Te luciste.

    La armonía no se vende. Se construye. Y la mala suerte, existe. Pero, sobre todo, se busca.

    08 dic 2022 / 01:00
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