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Reseña Musical

El pianista Tomás Alegre, en el “VII Ciclo de Música de Cámara” de “Ciudades del Patrimonio de la Humanidad”/ Donación del “XXIV Premio Int. Grupo Compostela Xunta de Galicia”

    El Paraninfo da Universidade recibe al “VII Ciclo de Música de Cámara”, perteneciente a “Ciudades Patrimonio de la Humanidad”- mañana día 30, a las 20´30 h.--con la actuación del pianista argentino Tomás Alegre, que nos ofrecerá obras de G.Enescu, Enric Granados, Astor Piazzolla y R.Schumann. Tomás Alegre, estudia desde 2017 en la Escuela Superior Reina Sofía, con el profesor Dmtri Bashkirov, disfrutando de varias becas como la de la Fundación Albéniz. Recibió de manos de la Reina Doña Sofía, la Mención de grupo de cámara más sobresaliente en la categoría de grupos con piano, como integrante del “Grupo Contrastes”. Proviene del Conservatorio Juan José de Castro, de Buenos Aires, en donde tuvo como maestra a Susana Kasakoff y por recomendación de Martha Argerich, fue becado por la “Banca della Svvizera Italiana”, para estudiar con Nelson Goerne, en la “Haute École de Musique de Genève” (Suiza). Asistió a masters de Sarah Briggs, en el “Hindemith Centre”; también de Joaquín Achúcarro y Péter Nagy; de Kálmán Drafi e Itsván Lantos, en la “Ac. Ferenz Liszt”; de Alan Weiss y Daniel Rivera, prosiguiendo con Jerome Rose, Elisabeth Leonskaia, Eldar Nebolsin, Alexander Lonquich y Luis Fernando Pérez, en la propia Escuela Superior Reina Sofía, Fue galardonado con la Mención de Honor del “Concurso de Piano Necochea” y “Clarin”, de Música clásica. Otros galardones los consiguió en los certámenes “Chopiniana Argentina”, “Juvenil Shell Argentina” y “Gian Andrea Lodovici Award”. En la Escuela Reina Sofía, se integró en un trío y en el “Grupo Contrastes”, del “Albéniz de Prosegur”, y es miembro del “Trío Mozart Deloitte” y del “Grupo Piazzolla”, además de invitado del “Globo Ensemble”

    En su programa, disfrutaremos para comenzar de la “Suite para piano en Re M. Op. 10”, del rumano George Enescu, una composición que pasa por ser su primera obra maestra, compuesta en 1910 cuando el autor había dado a conocer una “toccata” y aprovechando un concurso organizado por una publicación de prestigio “Música”, le animará a completar otros movimientos completados antes, en 1903. El afortunado resultado, bien considerado, merecerá el reconocimiento de un jurado presidido por Claude Debussy, Vincent D´Indy y Gabriel Pierné, quienes decidirán concederle el Primer Premio, por unanimidad, A pesar de los títulos y los cuadros tomados en préstamo de música barroca, no resulta para nada un pastiche sin personalidad, aguantando por sí misma las inevitables comparaciones con la “Suite Op. 14”, de Raymond Roussel o la modélica serie del “Tombeau de Couperin”, de Maurice Ravel, un definitivo referente en el que se observarán otros creadores coetáneos. El autor, acabaría declarando más tarde: “Yo amaba demasiado a Ravel y a Debussy, para no sufrir su influencia y hablará refiriéndose a la “Pavana” y a la “Bourré”, de un colorido ciertamente debussista, bastante Ile-de-France, señalando que el segundo tema de la “Toccata”, reproduce, pero al revés, el motivo rítmico del “Tombeau de Couperin”.

    De la “Suite Goyescas”, de Enric Granados, “Quejas, o La maja y el ruiseñor”, para Walter Aaron Clark, una de las más célebres creaciones musicales de Granados, que describe el diálogo imaginario entre la maja enamorada y un ruiseñor, que canta una virtuosa ”cadenza ad libitum”, al final de la pieza. En la palabra de Alicia de Larrocha, ésta es la más tierna y a la vez la más intensamente apasionada música que Granados escribió. “Quejas o La maja y el ruiseñor”, es única en la suite porque no utiliza citas de ningún otro movimiento, a pesar de que la alusión al ruiseñor aparece en varias de las composiciones de Granados. El tema principal de este movimiento proviene de una melodía popular valenciana que Granados escuchó cantar a una joven campesina durante uno de sus viajes por la región y que él emplea para conferir un efecto conmovedor al movimiento.

    Robert Schumann con la “Sonata para piano, en Fa sost, m.Op.11”, en su integridad, la más significativa de las compuestas y en donde el desbordamiento de la pasión juvenil y el aliento candente del sentimiento, contribuyen a cierta desmesura en el planteamiento de la obra. Schumann se arriesga y el resultado final es la consecución de un trabajo que mira al futuro. Se acepta que es la más moderna, y que podrá traducirse como un acto de rebelión a la Rimbaud. Para la fuente de inspiración, llegará con remitirse a su querida Clara, llevando en la edición original la mención de “Para Clara, de Florestán y Eusebius”. Su querida compañera la estrenará en agosto de 1837, durante una sesión en Lepizig. Una obra tensa, ardua y difícil que como era costumbre en otras para el piano, describe la fluctuación de sus devaneos emocionales, siempre al borde del abismo. Partiendo del voluminoso “Allegro vivace”, nos encontramos precedidos de una “Introducción”, que ayuda a encauzar el movimiento. Para contrarrestar el impuso que obliga el comienzo, pasaremos a un “Aria en La Mayor”, que contribuye a oponer con su sencillez, el necesario descanso.

    Astor Piazzolla con dos piezas de profundo arraigo:”Pájaros perdidos” y “La muerte del ángel”, pensar en Piazzolla es hacerlo en la figura del renovador del tango, en las formas que van desde los pequeños grupos camerísticos a la orquesta. Una trayectoria en la que pesará de forma natural, sus estudios parisinos con Nadia Boulanger, a la que llegó gracias a una beca obtenida en 1954, un apoyo que resultó fundamental para su trayectoria posterior. Precisamente en ese París que caló profundamente en su vida, le animó a probar con pequeñas formaciones, embrión de lo que vendrá posteriormente, tanto las composiciones como los arreglos, serían tratados con una estimulante elaboración armónica. El piano, es otro de los atractivos indiscutibles y para confirmarlo, las frecuentes sesiones que se nos ofrece con regular frecuencia. En piano, había estudiado también con Bela Wilda

    Carlos Villanueva Abelairas, catedrático emérito de la “USC”, ha donado la cuantía del “Premio Internacional Grupo Compostela Xunta de Galicia”, dotado con 6000 euros, a las labores de investigación en la línea de lucha contra la Covid 19, en un acto celebrado en el Salón do Reitorado da USC”, el pasado martes. En su condición de catedrático emérito, es una forma de agradecimiento a la propia “USC”, en la que desarrollo su carrera tanto docente como profesional, y con la que seguirá colaborando con la entrega entusiasta a la que nos viene acostumbrando durante tantos años, y cuya confirmación fue la concesión del “XXIV Premio Grupo Compostela Xunta de Galicia”. La Secretaria Ejecutiva del Grupo Compostela de Universidades “GCU”, Mª Teresa Carballeira Rivera; el Rector de la “USC”, Antonio López y el Secretario Gral de Universidades de Galicia, José Alberto Diez de Castro, glosaron la personalidad del homenajeado en dicho acto, pero no estará de menos el servirnos de un texto firmado por el prestigioso musicólogo Ángel Medina, en el que demostraba un profundo conocimiento de su valía y que concluía comentando, tras una larga exposición: “Este es uno solo de los muchos recuerdos que conservo de Carlos Villanueva, pues si tuviese que glosar a modo de “biobliografía” académica , necesitaría muchas más páginas.”

    “En efecto, sus trabajos sobre los villancicos gallegos, sobre Vaquedano, los estudios con Joám Trillo, en torno a algunas catedrales gallegas, los agudos análisis acerca de la música de Alejo Carpentier, sus tesis dirigidas, sus valiosas estancias en la Universidad de Pennsylvania, la novedosa y necesaria reconsideración de Víctor Said Armesto, la reflexión sobre la música y nacionalismo o música y la emigración, entre otros más, mostrarían más al completo las ricas facetas de su perfil intelectual. Carlos Villanueva ya tiene setenta años. Y eso imprime carácter. Hay algo solemne y hasta venerable en esa edad. No en balde, el sabio Macrobio, consideraba que aquel que pasa de los setenta tiene derecho pleno a vivir consagrado solamente al ejercicio de la sabiduría. Y como nuestro musicólogo está en la plenitud de sus capacidades intelectuales, imaginamos que pese a su jubilación, la Universidad de Santiago, a la que tanto dio, sabrá contar con él como mejor proceda, para no perderse lo mucho que aún es capaz de aportar. Que el oro de su galardón simbolice el esplendor de una nueva etapa fructífera etapa en la vida del Dr. Villanueva.”

    29 oct 2020 / 00:00
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