El PP en Galicia
LA marcha de Núñez Feijóo a Madrid para presidir, a nivel nacional, el Partido Popular generó la situación de un nuevo liderazgo de ese partido a nivel de la Comunidad Autónoma de Galicia. En principio, el relevo en la Xunta por parte de Alfonso Rueda se ha consumado ya y otro tanto ha ocurrido con el liderazgo del partido a nivel autonómico, tras el congreso celebrado en Pontevedra los pasados días 21 y22 de este mes de mayo.
Resulta incuestionable y, hasta cierto punto, inevitable que este relevo en el liderazgo del PP gallego conlleva un delicado cambio, en función de la indiscutible autoridad y del manifiesto prestigio de los que vino gozando el partido hasta ahora bajo la batuta de su anterior presidente, por lo que parece exigible que el traspaso de dirección en la formación política a nivel de la Comunidad Autónoma de Galicia debiera de hacerse sin el más mínimo deterioro para la misma.
El consenso consolidado respecto al figura del Sr. Rueda, no solo como presidente de la Xunta sino, también, como presidente del partido en Galicia vienen a reconocer y valorar la larga y discreta tarea que, el mismo, vino realizando durante los sucesivos mandatos del Sr. Feijóo, sin ignorar, por supuesto, la existencia de otras baronías, respetables y respetadas, en el ámbito del Partido Popular gallego el que, sin embargo, demanda, en estos momentos, cohesión y unidad de cara al nuevo proceso electoral que, poco a poco, ya se va acercando en el ámbito de la autonomía gallega, precedido, como estará, de las elecciones locales.
En todo caso, lo que ahora debe interesar al Partido Popular en Galicia es mantener el protagonismo político que, desde hace ya bastantes años, viene ostentado en esa comunidad autónoma y es, ésta, una tarea que ha de implicar a todos sus dirigentes, quienes han de ser muy conscientes del legado que, en ellos, deposita el Sr. Núñez Feijóo tras una dilatada carrera de dirección de esa formación política en territorio gallego.
Puede no resultar fácil sustituir a una figura tan carismática como es la del hasta hace pocos días presidente la Xunta y hay que contar con el
lógico y legítimo aprovechamiento que, de esta coyuntura, traten de hacer las otras fuerzas políticas, pero en manos de los nuevos dirigentes autonómicos del PP se halla la responsabilidad de mantener el legado que, en su día, conformó el Sr. Fraga Iribarne tras su paso por la política nacional y que, luego, mantuvo el último inquilino de Monte Pío.