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El relativismo de izquierda

    LO que suele llamarse izquierda proviene del proyecto liberador que en el siglo XIX enlazaba con una tradición ilustrada de emancipación para toda la humanidad. Marx llevó la revolución individual kantiana a las masas y las exhortó a tomar en las manos su destino. Occidente se trasformaba y la revolución habría de ser la luz de un mundo cegado por la cerrazón del interés particular.

    El marxismo se atribuía la verdad y una dirección correcta de la historia que para tantos se hizo obligatoria luego como fin último que justificó los medios contra disidentes, líderes étnicos y religiosos, homosexuales, nacionalistas, etc.

    ¿Qué ha ocurrido para que la izquierda, tras la incorporación al bienestar burgués de millones de personas que mitigó en gran medida la dicotomía derecha-izquierda reduciéndola casi a valoración íntima, haya tomado en Occidente un carácter relativista, antioccidental y antiliberal y se sostenga en contradicciones de raza, sexo, inmigración, lengua, nación, religión o tradición que aún ayer conducían en sus países ideológicos de referencia a prisión o campos de trabajo? ¿Qué quiere decir la izquierda social-populista con su relativismo?

    La idea de que una cultura no debe ser juzgada con criterios de otra es una idea antropológica, no política. Kant y Marx creían, aunque de distinta modo, en jerarquías ilustradas de valor y por tanto juzgarían negativamente la igualación o la diferenciación arbitrarias. La izquierda hoy es decididamente multicultural, no en el sentido internacionalista del viejo marxismo ni en el luminoso de Rosalía (“toda a terra é dos homes”), sino en el del relativismo hecho de fragmentos e internamente monocultural: reductos únicos portadores de correctos valores únicos sean étnicos, raciales, religiosos, sexuales, nacionales, locales... una corrección que puede justificar el asesinato incluso para ciertos curas o imames.

    La acción divisionista se complica en España porque perdido en parte el sentido de pertenencia común por la violenta unificación franquista y refugiado entre los muros de las identidades particulares, la izquierda gobernante podría menos que nadie encabezar una acción ilustrada y ecuánime en favor de valores múltiples y comunes como la propia lengua castellana.

    17 nov 2020 / 00:00
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