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Electrónica sostenible

    EN esta época compleja que estamos viviendo el uso de productos electrónicos está transformando nuestra vida. Su consumo se ha disparado considerablemente porque gracias a ellos podemos resolver muchos problemas. Sin embargo, estos productos tienen una vida muy corta (por término medio unos tres años) y quizás pocos somos conscientes del problema que se está generando por el aumento de los residuos electrónicos.

    Residuos que son difíciles de reciclar, ya que contienen componentes tóxicos, como metales y plásticos difíciles de separar. A pesar de ello, deben ser reciclados, porque contienen metales muy poco abundantes en la naturaleza, los llamados Elementos Críticos Estratégicos, que es preciso recuperar.

    Por otra parte, en los últimos años ha aumentado el interés en la llamada electrónica flexible, que es adaptable y puede ser utilizada en múltiples aplicaciones. Sin embargo, los principales materiales utilizados para desarrollarla se basan en el uso de productos tóxicos derivados del petróleo, tales como los conocidos con las siglas PET y PEN. Estos materiales, a pesar de las ventajas de su bajo coste y de sus interesantes propiedades, son muy difíciles de eliminar de un modo sostenible.

    En la actualidad los científicos están trabajando en la búsqueda de materiales que puedan ser utilizados en la electrónica flexible y que se puedan adaptar a criterios de sostenibilidad. Materiales como la celulosa, la seda, el almidón, el colágeno, etc, pudieran ser una alternativa, pues proceden de fuentes renovables, son muy abundantes y tienen un bajo coste.

    Uno de los materiales que se están desarrollando con más éxito es la nanocelulosa (NC). Se obtiene a partir de la madera, es ligera, no tóxica, flexible, reciclable, mecánicamente fuerte y estable térmicamente. Puede competir con las materiales desarrollados por el hombre para estos fines, como metales, cerámicas, aleaciones, vidrio o plásticos.

    En los primeros estudios, su fabricación requería mucha energía, pero hoy ya se dispone de nuevos procedimientos que permiten su obtención con un bajo consumo energético y con una menor liberación de CO2.

    Por otra parte, y con el fin de mejorar las propiedades de la NC como sustrato para la fabricación de componentes electrónicos, se trabaja en la adición de otro nanomaterial, el nanosilicato (NS).

    El NS interacciona electrostáticamente con la NC para reforzar sus propiedades térmicas y mecánicas. Ya se utiliza en ciencia de materiales, en ingeniería biomédica y mecánica. Es un material no tóxico y fácil de reciclar y de obtener. La combinación de la nanocelulosa con el nanosilicato se ha utilizado ya para desarrollar materiales electrónicos flexibles alternativos.

    Aunque todavía hay que seguir investigando, estos avances son esperanzadores. Es posible que en un futuro próximo nuestros residuos electrónicos tengan componentes menos tóxicos y asequibles y puedan ser fabricados de modo sostenible.

    19 dic 2020 / 00:00
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