En el día de la Epifanía

HOY se celebra la fiesta de la Epifanía del Señor, vinculada a los Reyes Magos, entendiéndose el acercamiento de éstos –los Magos que provienen de Oriente– a quien había nacido, reconociendo su divinidad, tal como escribe el evangelista Mateo: “Vieron al niño con María, su madre, y de hinojos le adoraron, y, abriendo sus cofres, le ofrecieron como dones oro, incienso y mirra”.

Día éste, en el inicio de un nuevo año, en el que son muchos –sobre todo niños y también, por qué no, mayores– los que disfrutan de los regalos que la celebración de esta fiesta conlleva.

Momento, pues, en el que parecen cumplirse, en cierto modo, los deseos de todos aquellos que reciben tales obsequios, algo, en fin, muchas veces previamente querido o, quizás, recibido, como un don dado por alguien que nos aprecia y que nos satisface con un bien que, presumiblemente, se nos otorga, gratuitamente, como algo que alegra nuestra vida.

Hermosa fiesta, sin duda, tanto para quien da como para quien recibe, para todas las gentes de bien. En ello hay, en cada caso, un testimonio de amor, de desinterés, de ilusión... Conlleva, qué duda cabe, una actitud que no debiera circunscribirse a un solo día, a una única festividad, en esa aventura diaria que es la vida.

Que 2022 sume muchos días hermosos para todos, jornadas únicas en las que celebremos, por ejemplo, gozosamente, el nacimiento de cada nuevo ser –ansiosamente esperado–, el mantenimiento de la salud de cada cual, la buena suerte que todos precisamos...

Después de las penurias vividas, pero superables, de los últimos meses, precisamos recuperar un clima de alegría, que esparza sonrisas... Empezamos un año jubilar en Compostela, un auténtico regalo, que nos permite soñar con tiempos mejores. Que así sea.