En Santiago

HAY muchas maneras de vivir, de ver, de transitar por un lugar, tan especial, como es Santiago de Compostela; también de contemplarlo y quererlo. Así cabe reconocer, como diferentes, a quienes somos sus vecinos; también a aquellos otros que, de cuando en cuando, se acercan hasta aquí de forma reiterada y, por supuesto, a los demás: peregrinos, en ocasiones, y turistas, otras, sin olvidar el hecho de que, como ciudad universitaria, distinguida, su prestigio conlleva que se hagan aquí reuniones científicas, aportando una presencia de colectivos que, también ellos, son partícipes –si así lo quieren o se les programa– de lo que esta ciudad es y ofrece.

Sea como sea, lo cierto es que, cada vez que paseamos por sus calles y plazas, la sensación que uno tiene –sobre todo entre los últimos momentos de la primavera a bien entrado el otoño– es que Compostela es un sitio en el que, en muchos de sus espacios, con quienes habitualmente nos encontramos son gentes de otros lugares, de paso, un tanto perdidas, casi siempre, muchas veces sin saber a dónde ir, más allá de la usual visita a la catedral y a sus plazas. Y ahora que acaba el curso académico, y el alumnado nos deja, esa impresión, si cabe, se acrecienta.

Es ésta una ciudad que, con ser, sobre todo, monumental y única, se ha transformado, adquiriendo otros matices de interés. La Ciudad de la Cultura de Galicia, por ejemplo, es un atractivo nuevo y su programación le puede suponer la consecución de un papel importante, que ya empieza a tener, algo que ya ha logrado el Monte do Gozo, con un auditorio al aire libre que tiene en su actual programación de O Son do Camiño 2022 un referente significativo.

Quien vive o viene a San-
tiago tiene mucho que ver,
por dónde ir, qué conocer y admirar...