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España en el Mundial

    PARA muchos aficionados no era la Selección Española, sino una juvenil pandilla de amigos de Luis Enrique. Nadie duda del talento en ciernes de muchos de los elegidos por el asturiano, pero también es preciso reconocer la falta de experiencia de la mayoría, la escasez de horas de juego en sus equipos, e incluso las lesiones recientes de algunos. El omnipresente entrenador nacional evitó a toda costa la pericia y el protagonismo que hubieran encarnado otros jugadores como Sergio Ramos, Borja Iglesias, Sergio Canales, o Iago Aspas. No jugaba con ‘puntas’, y mantenía a Morata en el banquillo; colocaba a Asensio como falso nueve; y pretendía que su ‘yerno’ Ferran Torres marcara unos goles que, por supuesto, no llegaban.

    Era una selección casi infantil. No había más que ver sus rostros barbilampiños para comprobar que el reto mundialista les quedaba grande. Eso sí; el grupo era acorde a un míster que se definía como “el nene”, se dedicaba a hacer retransmisiones, y acaparaba todo el protagonismo, asegurándose de que ninguno de los convocados le hiciera sombra. De hecho, los jóvenes talentosos pero inexpertos no titubearon a la hora de cumplir a rajatabla las directrices de su seleccionador; y no se atrevieron a tirar ni de imaginación ni de recursos cuando los goles no aparecían; respetando así, al cien por cien, el encorsetado plan de juego de su director de orquesta.

    Toca ser honestos. El fútbol es un juego. Pero una Copa del Mundo ha de ser importante para un país que dedica tantos recursos a este deporte, incluso en detrimento de otros. También por respeto a los aficionados y a la reputación de España en el ámbito futbolístico. Por eso la hinchada lamenta el ridículo papel de su selección en un grupo con rivales mediocres a los que, en condiciones normales, deberíamos haber ganado. Pero allí ni siquiera estaban los máximos goleadores nacionales de la Liga, como denunciaron los expertos y las redes sociales. Los elegidos no representaban ni nuestra excelencia ni nuestra experiencia.

    En Francia Giroud juega al lado de Mbappé; en Brasil Casemiro apoya a Vinícius y a Neymar; en Portugal Ronaldo, o Pepe a sus casi cuarenta años, complementan y aúpan a los jóvenes; al igual que hacen Harry Kane en Inglaterra, o Luka Modricć en la selección croata. Los españoles echamos de menos la presencia de estrellas como Javi Galán, Brais Méndez, Aspas, Borja Iglesias, Canales, Ramos, etc.; y no sólo por su destreza y sus goles, sino también por su talento y carisma. Haberlos incluido aseguraba que, ante la dificultad, tomaran decisiones, y se echaran al equipo sobre sus espaldas. Pero eso habría restado protagonismo a un seleccionador que se presentó en Qatar con una única estrella: él mismo. Lástima que no viese que no era él quien jugaba. Ojalá su sustituto lo haga mejor.

    10 dic 2022 / 00:46
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