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Esperpento e ironía

    EN el panorama literario español destacan tres autores de origen gallego que, sin orden de preferencia, son Valle-Inclán, Camilo José Cela y Álvaro Cunqueiro. En estos tres autores se dan cita el genio y el ingenio, pues no solo son grandes maestros en la expresión de su pensamiento e ideas, sino también en la utilización de un estilo evocador al emplear la ironía como recurso literario, lo que les permite transmitir lo que pretenden sin necesidad de hacerlo directamente, o lo que es lo mismo, a través del conocimiento indirecto, que sirve para dar a entender lo que se quiere decir sin hacerlo de manera explícita.

    El ejemplo más elocuente de la ironía lo representa Sócrates cuando reconoce
    y confiesa a su amigo Querefón: “Solo
    sé que no sé nada”. Esa confesión prue-
    ba su humildad intelectual y el sentido
    de la ironía.

    Valle-Inclán inaugura el esperpento como género literario, por él creado, en su obra Luces de Bohemia. La ironía es la base del esperpento, el procedimiento articulador de los opuestos, que permite mostrar las incongruencias con respecto a los valores culturales, sociales y políticos, mediante el empleo de la parodia.

    Debe advertirse que la ironía no es la burla ni el sarcasmo, sino la visión de la realidad destacando sus perfiles más sobresalientes y característicos para mejor conocerla, analizarla y criticarla.

    La ironía es, asimismo, la figura literaria preferida por Cunqueiro y por Cela. Álvaro Cunqueiro fue reconocido como “encantador de palabras”. En su primera obra en prosa en gallego, luego traducida al castellano, Merlín y familia, presenta al mago de Bretaña viviendo en Galicia y recibiendo visitas de personas de diversos países para que, con su magia, resuelva sus problemas. El propio autor definió esta obra como de profundo carácter irónico.

    Por su parte, Cela es el maestro de la ironía, lo cual se refleja en la frase que figura como dedicatoria en alguna de sus obras, en la que agradece “a sus enemigos lo mucho que le ayudaron en su carrera”.

    Como ejemplo de pensamiento irónico merece citarse a Isaac Asimov cuando afirma que “esas personas que creen que lo saben todo son una verdadera molestia para aquellos que de verdad lo sabemos todo”.

    En los tres autores gallegos anteriormente mencionados se cumple la afirmación de Albert Einstein de que la imaginación es más importante que el conocimiento, pues el conocimiento es limitado; en cambio la imaginación lo abarca todo. Ya había dicho Rousseau, que el mundo de la realidad tiene sus límites, en cambio, el mundo de la imaginación no tiene límites.

    13 abr 2021 / 01:00
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