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Reseña Musical

“Estelares y galácticos” con la “RFG” dirigida por Pau Daniel

    Programa en el Auditorio de Galicia- 20´30 h.- con dos compositores en prueba ante los aficionados, Jessie Montgomery y Jonathan Dove, que se unen a Henri Duparc y Antonin Dvorak, bajo la dirección de Paul Daniel y la participación como solista del trombonista Peter Moore. Sesión previa de “Conversando con...”, con el maestro Paul Daniel, antes de desplazarse al día siguiente al Auditorio de El Ferrol, a la misma hora. La compositora Jessie Montgomery, pone en atriles “Starburts,” (destello estelar), joven talento con una muy activa carrera en evolución desde sus comienzos en los entornos del Lower East Side de Manhattan, recibiendo estímulos para entregarse a la composición, con resultados como “Shift”, “Changes” “Turn”, para la “Orpheus Chamber Orchestra” o “Coincidal Dances” para la “Chicago Sinfonietta”. En ella, sobresale el proyecto multidisciplinar “Sphinx”, con pretensiones didácticas para intérpretes de minorías necesitadas de atenciones. “Starburst”, es una breve pieza que sobresale por sus cambios de colores musicales entre gestos explosivos que se yuxtaponen para realzar una serie de suaves melodías fugaces en un claro intento de recrear un paisaje sonoro multidimensional, un impacto que se resuelve en la brevedad de unos tres minutos.

    Jonathan Dove, es un compositor que reparte sus labores entre la ópera, los repertorios corales y las músicas para el cine, participando en sus oficios con la English Touring Opera y la City of Birmingham Touring, realizando proyectos peculiares como un arreglo en adaptación del “Anillo”, de Richard Wagner. Fue director artístico del Spitafields Festival entre 2001/6 y en el espacio operístico, es autor de títulos como “Hastiag Spring”, “Flight”, “When Se Died”, “Kwasi & Kwana” o “Swanhunter”, destacando en otros géneros con trabajos como “The Passing of the Year”- para doble coro y piano-; la cantata “On Spital Fields”; “Ecce Beatam Lucem”, destinada a Ralph Allwood y sus agrupaciones; “The Magic Flute”- un concierto para flauta o este “Stargaze”, un concierto para trombón y orquesta, obra de 2012 y destinada a Ian Bousfield, intérprete nacido en una familia musical por su preferencias por los instrumentos de viento-metal, y que pronto se integraría en la “National Youth Brass Band” para proseguir en la “Yorkshire Imperial Band”, tras recibir una beca de la “London Symphony Orchestra”. Fue miembro de la “Young European O.”, con Claudio Abbado y ampliará carrera en la “Guildhall School of Music”. Dentro de su trayectoria, fue miembro de formaciones como la “Halle Orchester of Manchester”, la “London Symphony O” y de la “Wiener Staatsoper”.

    Henri Duparc, (1848/1933)en este espacio interestelar, nos dejará “Aux etoiles” (A las estrellas), alumno en buena medida de César Franck, que a la postre sería su único maestro, quien le considerará como su discípulo más dotado y excelente conocedor de las obras de J. S. Bach, Beethoven y R.Wagner, suponiendo un artista fundamental dentro de la nueva escuela francesa, bien apreciado por el cuidado y la calidad de sus melodías y el repertorio sinfónico asistido por voces. Bastará con recordar obras como “Phidylé”, o “La Vie anterieur”. El trato personal con Ferenz Liszt, y con Richard Wagner en Weimar ayudaría a consolidar perspectivas, que tendrán resultados de gran calado en su acercamiento a Saint-Saëns, Gabriel Fauré o E.Chausson, llegando a ser uno de los fundadores de la Societé Nationale de Musique. Desde el año 1885, y a causa de profundas crisis nerviosas, acabará abandonando la composición, condicionado por un criterio ultrasensible que le llevará a destruir bastantes de sus obras. Quizás y sin ahondar en su planteamiento estético, ciertas influencias suyas podremos encontrarlas en Debussy o su compañero de trayectoria G.Fauré. En Duparc, destacan aspectos como un cuidado por la riqueza armónica y las intensidades expresivas, admitiendo los amargos condicionantes de sus problemas de vista que se manifestarían durante casi medio siglo. Dejemos como ideario de su repertorio el poema sinfónico “Leonora” o en lo que nos atañe, este “Aux etoiles”, pieza dentro del mismo contexto creativo y que rara vez se pone en atriles, que el autor tomará de un poema de A.Puchkin, “La Rusalka”, un drama previsto al que acabaría renunciando. Obra de 1874, con revisión en 1911, quedando al final como un breve entreacto, destacando el espíritu elegíaco tratado por maderas y trompas.

    Antonin Dvorak con la “Sinfonía nº 6, en Re M. Op. 60”, el sinfonista genuino que forjó su carrera respetable con respecto a otros de su tiempo, época de desmesura y superabundancia, siendo sus recursos económicos por excelencia gracias a un desarrollo concisos, acudiendo a elipsis y condensaciones, especialmente en las recapitulaciones, un procedimiento que para muchos nos traslada a F.J.Haydn. Obra datada en 1881 y estrenada en Praga, bajo la dirección de Adolf Cech, resulta el Dvorak eslavo por excelencia. El “Allegro non tanto” destaca por su serenidad y el distanciamiento de complejidades afectivas, recreando desde el tema inicial la atmósfera pretendida, gracias a las maderas y las cuerdas, para pasar a un denso “poco piu animato”, marcado por “staccatos”, en notas graves que permiten imitaciones. Un “fortissimo” cercano a Smetana, remite al comienzo. Una serie de modulaciones aportan la idea de un vals remarcado por chelos y trompas. El “Adagio”, queda como un infrecuente “rondó” en un ambiente nocturno, propuesto por una melodía de violín, en oposición al clarinete, el oboe, las trompas y los fagotes, previo a las flautas en terceras. Un tiempo que en su evolución recurre a elementos ya tratados.

    El “Furiant-Presto” , sin trombones ni tuba, resulta por vez primera un tiempo en el que toma con poderío la ancestral danza checa, tan apreciada por el compositor y que descubrimos en muchas de sus obras de toda su trayectoria. El “furiant”, especie de equívoco rítmico, se muestra en gran medida por su alternancia de acentuaciones, tanto binarias como terciarias. En el trío, observamos su trazado melódico, condicionado por los encabalgamientos de la flauta piccolo. El tiempo, fue repetido varias veces el día del estreno de la sinfonía. El “Final-Allegro con spirito” se caracteriza por su excelente talante humorístico y animado, perfecto para lograr el equilibrio sonoro de la obra y en la que con generosidad, podremos encontrar aspectos en común con Johannes Brahms, comenzando con una dulzura apacible a partir de un tema danzante en el que la cuerda marca la pauta, para continuar el clarinete garboso y resolutivo. El esquema rítmico, es fundamental en su evolución por su original tratamiento y entusiasmo.

    19 ene 2023 / 01:00
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