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ETA a la calle

    COMO era de esperar, el Gobierno vasco no ha tardado nada en ir soltando a los terroristas de ETA puestos bajo su custodia en las prisiones de aquella comunidad, luego de que, dentro de sus componendas con Pedro Sánchez, éste diera un paso que ningún presidente anterior se atreviera a dar, pese a que era uno de los temas pendientes entre otras transferencias, al tiempo que uno de los más graves errores de la transición con respecto a Cataluña y Euskadi.

    En esta ocasión, mediante la pintoresca justificación de participar en talleres, entre otros el de jardinería, el PNV va dejando en la calle a sus hijos descarriados hasta lo que enfáticamente llama la reintegración social de estos delincuentes que, ni se han arrepentido, ni colaboran en aclarar los más de tres centenares de crímenes impunes o la suerte de aquellos tres jóvenes gallegos que secuestraron, torturaron e hicieron desaparecer, al confundirlos con guardias civiles.

    Gracias a los beneficios penitenciarios previstos en el Código Penal de 1973, los etarras pudieron lucrarse de modo descarado del mismo modo que ahora activa el PNV con otras variantes. De esta manera, haciendo falsas carreras que nunca cursaron (los admitían en la Universidad del País Vasco y aprobaban asignaturas sin ir a examen) algunos pistoleros de ETA llegaron a consumar títulos superiores.

    Esto se acabó cuando Aznar impidió que las carreras a distancia pudieran cursarse en otra universidad que no fuera la UNED. Pero durante años, los etarras pudieron redimir un día de cada dos a los que eran condenados de este modo escandaloso.

    Cierto que en la reforma del Código Penal de 1995 desapareció este beneficio que reducía de modo progresivo la condena impuesta en la sentencia o de la del tiempo de internamiento. Y aparte de aquel favorable sistema que tanto benefició a ETA, no menos favorable les fue la desaparición la llamada Doctrina Parot cuando fue suprimida tras la condena a España por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (donde Zapatero contaba con un hombre clave).

    Es el caso de este etarra al que ahora se rinden homenajes y se pide su traslado a Euskadi, obviamente para que lo pongan en la calle cuanto antes. Sólo está condenado a 4.800 años de cárcel.

    14 ene 2022 / 01:00
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