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Feijóo en la política nacional

    COMO estaba previsto, Núñez Feijóo acaba de asumir el liderazgo nacional del PP y para quienes, desde hace tiempo ya, venimos pregonando el adecuado perfil que tiene para dirigir el espacio político del centro-derecha español no cabe, sino, expresar, públicamente, el sentimiento de satisfacción que debe experimentar la ciudadanía en general, al margen, claro es, de la particular adhesión ideológica de cada persona, al contemplar como una de las más destacadas formaciones política del país cuenta ya con un liderazgo serio, sólido y experimentado que augura un porvenir en el desarrollo de la cosa pública mejor orientado y más equilibrado de lo que ha venido estando hasta ahora desde hace ya unos cuantos años.

    Naturalmente, el Sr. Feijóo, con un muy acreditado prestigio político a nivel autonómico, no lo va a tener fácil en el desarrollo de la política nacional, dado que su tarea habrá de concentrarse, en estos momentos, a ejercitar una sólida y contundente labor de oposición al Gobierno del partido socialista que está en el poder y, por otra parte, tendrá que poner orden y reorganizar su propio partido político, el PP, que lleva ya bastantes años con signos de manifiesto deterioro, descontrol y desprestigio, lo que es imperioso y urgente superar.

    Un sector importante de la ciudadanía española que, legítimamente, comparte un ideario político de centro derecha viene demandando, desde hace algunos años ya la existencia de una formación ideológica a la que poder adscribirse o, simplemente, votar en la urnas y es lo cierto que el Partido Popular, que nació como una derivación ampliada de la Alianza Popular creada por Fraga Iribarne, vino cumpliendo, hasta hace unos años ya, esa función de aglutinar el voto ciudadano de lo que se conoce como el centro derecha del espacio político nacional.

    Es lo cierto, sin embargo, que, de un tiempo a esta parte, ese colectivo ciudadano fue perdiendo el referente en torno al que se venía aglutinando, lo que hizo florecer otro tipo de formación política alejada, cuando menos aparentemente, de la centralidad que arrastró una buena parte del voto del centro derecha en este país.

    La pluralidad de agrupaciones políticas con las que cuenta, a día de hoy, España, en buena parte con marcado signo autonomista e, incluso, independentista, no garantiza, ni mucho menos, el adecuado gobierno del Estado en su conjunto y es evidente que la potenciación de los partidos de signo nacional viene a constituir una garantía de seguridad y de sosegado gobierno que reporta tranquilidad al conjunto de la ciudadanía.

    11 abr 2022 / 01:00
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