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“Foolish Wives” de Erich von Stroheim, con banda sonora de Timothy Brock, en “Cineuropa”

    Timothy Brock, curso a curso, se fue convirtiendo en un valor de referencia para “Cineuropa” y que para esta ocasión le tendremos para la banda sonora de “Foolish Wives”, de Erich von Stroheim, en el Auditorio de Galicia, bajo su propia dirección-19´ 30 h., aquel Stroheim que marcaría su impronta en Hollywood, por su agresiva personalidad, desde papeles de perverso prusiano a un complejo individuo con enfrentamientos continuos con el sistema del mundo empresarial de los estudios cinematográficos, a consecuencia de las ostentosas producciones que pretendía llevar a cabo. Llegará el cineasta que sus litigios con la “Universal”, pondrá un importante escalón con “Los amores de un príncipe”, antes de firmar con la “MGM”, para abordar el gran proyecto de la emblemática “Avaricia” (Greed), relato muy a su gusto de la vida de los bajos fondos. Una adaptación del relato de Frank Norris “McTeague”. Pero es otro el cineasta que nos apura para el evento de la jornada, en un trabajo que sería punto de continuación para “Corazón Olvidado”, nacido de un encargo de Laemmle y que sería “The Devil´s Passkey”, de 1920, una historia sencilla de desencuentros en el ámbito familiar, con marido ultrajado al que daría cuerpo Sam de Graase.

    Un paso más, y nos tropezaremos con otro compromiso procedente de Laemme, en concreto con “Foolish Waves” (Esposas frívolas), un trabajo a gran escala que podría haber sido inspirado en turbios asuntos sexuales y de pura “pasta gansa” trajinada en Reno (Nevada), urbe en la que el dinero manaba entre las alcantarillas- el juego, divorcios a todo trapo y demás afrentas cotidianas, de fácil resolución- , aunque el cineasta, apostaría definitivamente por Montecarlo-. “Foolish Wives”, resultó el primer filme maduro del cineasta, en un trabajo que se convertirá en esa firma que resultará incontestable. Laemme, no dudó en proporcionarle los recursos financieros, que alcanzarían la suma de más de un millón de dólares y que para mayor alarde de posibilidades, recurría a grandes paneles publicitarios distribuidos por Nueva York. “Foolish Waves”, añadía la interpretación del cineasta, como típico europeo canalla y carente de cualquier principio ético (un retorcido falsificador y consumado pederasta, que se hará pasar por el Conde ruso Karamzin).

    De nuevo, una pretensión de seducción con una mujer casada que se encontraba de vacaciones. Puro Stroheim y que además, dará argumento a todo tipo de especulaciones, entre las que no faltaron las sospechas de posibles asuntos autobiográficos. Para el analista Denis Marion, cerraremos aspectos de interés, como el de admitir que no procedía de una aristocrática familia vienesa, devota y convencional, sino que procedía de una familia judía en la que su padre era un artesano-sombrero. Foolish Wives”, en la que cubrió su propio rol con excelente idoneidad, reconstruyó a gran escala el Casino de Montecarlo, así como un hotel y el café de París, cuyos decorados pesaron sobre el presupuesto global, permitiéndole llevar a cabo un auténtico capricho, auspiciado por los detalles que contribuyeron a su caprichosa imaginación. Ya el primer montaje, había durado seis horas, lo que soliviantó la actitud de sus promotores Laemmle y Thalberg.

    Timothy Brock, siempre bien recibido, fue restaurador de cine mudo, en obras como “La Nueva Babilonia” (banda de D.Sohstakovich) o “Cabiria”, la épica italiana de Manilo Mazza y los estilismos dadaístas de Eric Satie, en “Entr´act”; en el “Ballet mecanique”, de G.Antheil; “Op 1”, de Max Butting; “El asesinato del Duque de Guisa”, de Camille Saint-Saëns o la “Sinfonía del fuego” de Ildebrando Pizzetti. Mayor gloria, vendrá gracias a Charles Chaplin- recuerdo de la convocatoria pasada por “The Pilgrin”, cuya banda sonora era del propio Chaplin-, igualmente “City Lights”, “Golden Rush”, o “El circo”, materia que se añadirá a la recuperación de viejos acetatos, realizados en 2004, intenso y grato trabajo de unas 13 horas, de Chaplin, componiendo al piano. Un motivo para una nueva partitura, “Una mujer de París”, trabajo que dirigirá en varios conciertos, desde el Cinema Ritrovato (Bolonia), el Kino-Babylon (Berlin), o el registro realizado con la Orquesta Città Aperta (Roma), con la que incluyó “Golden Rush”.

    Especialista en toda regla por el depauperado género de las llamadas “Músicas degeneradas” (Die Enterte Musik), vilipendiadas por los capos del Tercer Reich, se interesó con las cabezas pensantes de tantos músicos condenados al exilio o a desgracias que les costaron sus propias vidas. Tuvo a bien abordar estrenos como la “Sinfonía nº 2”, de Erwin Schulhoff, (Pequeña sinfonía) o “Niemanslied” y “Kulhe Wampe”, de Hanns Eisler, a las que añaden recuperaciones como “El Emperador de la Atlántida”, de Viktor Ulmann, culmen de las amarguras desde el campo de Terezin. Un capitulo que incluye obras emblemáticas de Erwin Schullhoff (1894/1942), Franz Schreker (1878/1934), Alexander von Zemlinsky (1871/1942), Hans Krása (1899/1944), Gideon Kleine (1919/44) o Pavel Haas (1899/1944). Otro aspecto en la carrera de Timothy Brock, es el que dedica a obras concertantes, sinfónicas y camerísticas y hasta corales. Una beca del Estado de Washington, le permitió componer su ópera “Billy”, sobre libreto de Bryan Willis, además del divertimento “Cinco imágenes postales para orquesta”, mientras enfocaba su ópera siguiente, “Mudhney”.

    En 1999, recibirá el encargo de componer un ciclo de canciones orquestales, dedicadas a la soprano Cyndia Sieden, quien las estrenó con “Youth funeral”, cuatro escenas orquestales, sobre poemas de Rupert Brook, y componía un “Concierto para violín”, destinado a Stephen Bryant, con la “BBC Symphony O.”. Casi 30 partituras para el cine, que le supusieron galardones como el “Prix de beauté”, de la O.N. de Lyon; la “Parodia de Carmen”, del Teatro de La Zarzuela; el de la Filmoteca de Bolonia y los consecuentes recibidos por tantos filmes ya citados, entre los que aparecen El abanico de Lady Windermere”, “El difunto Matías Pascal”, “Lady be Good”, “My Fair Lady”, en adaptaciones del musical para Coliseos como el Teatro Reggio de Turín; el Teatro San Carlo, de Nápoles o el Teatro Communale de Bolonia. Timothy Brock de nuevo, para no olvidarnos de sus debilidades por Buster Keaton.

    17 nov 2022 / 01:00
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