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Formoso y Scholz, salvando las distancias

    EL calendario, no una alineación astral, hizo coincidir ayer dos acontecimientos cuyos protagonistas son de la misma familia política y dentro de esta, del bando socialdemócrata. El alemán Scholz fue elegido canciller (jefe de gobierno) por el Bundestag (Parlamento) tras haber ganado las elecciones el pasado 26 de septiembre, con el 25,7 por ciento de los votos, y lograr el apoyo de los Verdes y los liberales del FDP. Los tres formarán Gobierno. El gallego Formoso, tras haber derrotado a Caballero en las primarias del PSdeG-PSOE, a finales de octubre, ayer inició su mandato con la nueva dirección elegida en el congreso celebrado en Santiago.

    Salvando las distancias, Formoso y Scholz responden a perfiles similares: discretos, pragmáticos, moderados, escaso carisma y un tono de voz “cercanos al susurro”, como describen los cronistas al germano.

    Ninguno de los dos lo tendrá fácil. Suceder a Merkel, que se va voluntariamente en loor de multidudes, con un grado de reconocimiento interno y mundial inimaginable en política, requiere de algo más que buena suerte. Crisis como las que resolvió la ya excanciller –económicas, migratorias, sanitarias y brexit– podrían volver a repetirse y para ello un Gobierno tripartito, con dos socios en los extremos –en España sería impensable unir a Podemos y Cs– no parece la mejor tarjeta de visita.

    Con Formoso, el gran público se olvidará esta noche de Caballero, pero esa no es la cuestión, sino el reto de suceder a Touriño. Para ello tendrá que recuperar la hegemonía dentro de la oposición, en estos momentos con una líder en alza, Pontón, que quiere ensanchar territorio moviendo los marcos para incorporar al socialismo galleguista. La proclamación de que el BNG es el nuevo Partido Galeguista descubre esa aviesa intención.

    El cambio de estrategia entre la nueva y la anterior dirección socialista es radical. El partido se encomienda al poder institucional. La prioridad son las municipales. Formoso necesita no perder alcaldías ni diputaciones dentro de año y medio para mantener sus aspiraciones. La debilidad del PP en las grandes ciudades es su principal aliado. Pero de fracasar en el intento, el BNG aumentará opciones y el socialista ha de conformarse con una vicepresidencia.

    Pero entre Scholz y Formoso, o entre la clase política alemana y la española, hay también importantes diferencias. Dudo que el SPD colocara en la presidencia del partido a la cuñada de una enchufada, la misma persona que se burló de un rival político por su físico. Poderosas razones ha de haber para que a las primeras de cambio se cometa esta tremenda torpeza.

    Como tampoco es de recibo ni propio de una democracia avanzada que el presidente del Gobierno se invente la visita a una fábrica para poder usar medios de transporte públicos en un acto de partido. Sé que no podía ser de otra forma, que era inevitable, pero la presencia de Sánchez no aporta nada al PSdeG. Además, este señor se olvida muy pronto de sus amigos. No tuvo ni una palabra para Caballero, el socialista español más sanchista que se conoce. Al menos hasta anteayer.

    Acierta Formoso en rehabilitar, aunque sea parcialmente, a Besteiro. Al político lucense no le inhabilitaron los jueces, sino su partido, obligándole a dimitir cuando se encontraba en situación de disputar el trono a Feijóo. ¿Será completo el desagravio?

    09 dic 2021 / 01:00
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