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Freno a Vox

    EL último sondeo, publicado por La Razón, insiste en que baja considerablemente la intención de voto al PSOE y a Podemos, pero también la de Vox.

    Salir Feijóo a escena y empezar Vox a perder fuelle ha sido automático, lo que indica que los fallos de estrategia de Casado y Egea al frente del PP, los que obligaron a Feijóo a dar el paso que no pensaba dar, fueron esenciales para que el partido de Abascal creciera de forma desmesurada, probablemente artificial, haciéndose con docenas de miles de votos que tradicionalmente habían sido para el PP.

    Personas que, disconformes con las políticas de Pablo Casado, miraron hacia Vox ya que Ciudadanos no acababa de acertar con sus bandazos a derecha e izquierda. Abascal debería poner un monumento a Casado y Rivera, a los que debe que Vox se convirtiera en uno de los partidos mayoritarios del Parlamento.

    A nada que se sigan los avatares españoles, se llega a conclusiones difícilmente rebatibles: la mayoría de los españoles se mueven más por las simpatías o rechazo hacia los dirigentes de los partidos, que por las siglas de esos partidos. Con excepción de los pata negra, los incondicionales a una marca, que ostente quien ostente el liderazgo de su partido lo votará con los ojos cerrados.

    Es indispensable por tanto acertar en la elección de los líderes y de los candidatos. En Ciudadanos es difícil la remontada, aunque Arrimadas todavía cree en ella. Pero el PP, que sí asumió que Casado nunca sería caballo ganador porque estaba más dedicado a explicar qué iba a hacer cuando fuera presidente que a trabajar para ser presidente, no dudó en apoyar masivamente una operación de relevo que, de no hacerse, conducía al partido a la irrelevancia.

    Lo que no podían consentir dirigentes de toda España, e incluso miembros de la ejecutiva del propio Casado que llevaban tiempo alertando al presidente de sus errores.

    Abascal y Espinosa de los Monteros han vivido tranquilos los tres últimos años. No tenían que hacer nada especial, excepto endurecer el discurso patriotero que ellos presentaban como patriota, y esperar tranquilos la caída de su principal rival.

    No se preocuparon por buscar personas de relieve para su causa, presentaron en Andalucía la candidata menos adecuada aunque fuera una buena parlamentaria, y tampoco acertaron con el candidato de Castilla y León, al que le vino dios a ver con el Gobierno de coalición, pero al que Mañueco ya ha llamado al orden.

    Es el PP, ahora, el que puede permitirse el lujo de esperar que lleguen los hijos pródigos, los hijos del desencanto que abandonaron el partido de la gaviota. Y están llegando, como indican las encuestas y se percibe en la calle. Lo que significa que cuando aparece alguien sólido, los votantes responden.

    Eso es más importante que las siempre publicitadas renovaciones de partidos, que no conducen a nada mientras no conlleven el cambio del líder.

    26 jul 2022 / 01:00
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