Galicia, Galiza y Galizuela
Las elecciones de hoy son las más importantes de las celebradas por la comunidad autónoma en sus 40 años de historia. Los gallegos decidimos sobre quien nos gobernará durante los próximos cuatro años, que vendrán plagados de adversidades como nunca antes, sobre todo en la economía con repercusión en todos los ámbitos de la vida. Las encuestas, que no dejan de ser elucubraciones, vaticinaban hace una semana un cómodo triunfo de Feijóo. No acostumbran, salvo la del CIS de Tezanos, a errar en sus pronósticos. En esta ocasión, hasta la gubernamental coincide. Pero la molesta compañía del virus, bajo cuya influencia se desarrolló la campaña, pudiera departir sorpresas. Nada está escrito.
De las numerosas candidaturas que concurren hay siete consideradas representativas o significativas -las participantes en el gran debate de la CRTVG- aunque solo a cuatro las encuestas les otorgan posibilidades de sentar sus reales en los escaños del Hórreo: PP, PSOE, BNG y Galicia en Común. Quedarían con las ganas Marea Galeguista, Ciudadanos y Vox.
Pero la campaña, y las votaciones de hoy, serán historia esta noche. Mañana comienza una nueva etapa llena de incertidumbres, condicionada por los efectos de la pandemia. El elegido tendrá la dura y difícilresponsabilidad de gestionar. Hay coincidencia generalizada en que para tal cometido estamos ante dos opciones, la de Feijóo o un pluripartito, aunque yo ampliaría a tres las posibilidades, pues en el segundo caso habrá sustanciales diferencias cualitativas, según quien lo presida: Caballero o Pontón. La hegemonía en la hoy oposición no quedó clara en campaña. Es más, aumentó la confusión al igualarse las opciones de uno y otra en la recta final.
El caso es que, tras un primer intento en abril precedido de una larga precampaña, las limitaciones impuestas por el estado de alarma, una segunda precampaña y la campaña propiamente dicha llegamos al día de hoy un tanto incrédulos o desorientados, poco interesados por lo que prometieron, fiándonos más de la confianza personal en cada candidato y de la intuición que de los cantos de sirena a los que nos tienen acostumbrados. Por eso, a modo de resumen del estado de la situación diría que hoy acudimos a las urnas para decantarnos sobre una de las tres maneras de afrontar el futuro, consecuentes con las tres visiones de país que nos ofrecen. O de tres países distintos: Galicia, Galiza y Galizuela.
Sobre el significado de Galicia tenemos menos dudas. Es el país que conocemos desde hace cuatro décadas, plasmado en las leyes, históricamente defendido tanto por PP y PSOE. La del autogobierno dentro de la Constitución impulsora de la España de las autonomías. Feijóo lo dejó claro en su lema electoral: “Galicia, Galicia, Galicia”. También el PSOE, aunque no formalmente con tanto énfasis en esta ocasión. Caballero optó por un eslogan clásico del socialismo: “A hora do cambio”, como titular principal de su programa, aunque también añadió “Fai Galicia”.
El segundo país que se nos ofrece es la Galiza del BNG. Tampoco es novedoso. Se intentó implantar durante el bipartito, parcialmente porque la mayoría del gobierno de la Xunta era de Galicia, que Touriño defendía cor ardor. El experimento terminó en fracaso, perdiendo el poder, entre otros factores precisamente por la convulsa relación interna del Galicia-Galiza. Pontón posó junto al lema “Por unha nova GalizA”. Sin ocultar su modelo de país, en clave presidencialista destacó la A final, letra inicial de su nombre. Consecuente con su ideología propuso un “cambio real”. Estaría por ver si el atemperado cambio del programa electoral o el radical defendido por la UPG -“partido comunista patriótico que asume a loita de liberación nacional”- en la que milita.
Más lejos estamos de convertirnos en Galizuela, y que no se ofendan los cinco habitantes de la pedanía extremeña del mismo nombre. En crisis demográfica por ahí andamos. Me refiero a las posibilidades de victoria de Galicia en Común-Anova Mareas, un conglomerado de organizaciones con referencia política próxima a la ideología bolivariana.
En fin, que esta noche sabremos si mañana seguimos en Galicia, nos iremos a Galicia-Galiza-Galizuela o emigrado a Galiza-Galicia-Galizuela. Tranquilos. Pase lo que pase, solo hay un Dios verdadero.