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Garamendi

    ANTONIO Garamendi continúa al frente de la CEOE tras ganar las elecciones con más del 80 % de los votos, sin trampa ni cartón, con voto presencial y sin delegación. Un palo para Sánchez Llibre, presidente de Foment, y para sus terminales mediáticas, que movilizaron en una campaña contra Garamendi que incluyó dardos personales. Como fue un palo también para un sector del independentismo catalán.

    El Gobierno ha tomado buena nota de lo que supone esa continuidad. Sánchez se inauguró como presidente de la Internacional Socialista lanzando un mensaje a Garamendi para que acepte ya un pacto de empleo; el ministro Escrivá ha iniciado negociaciones con los sindicatos para que acepten la subida de cotizaciones que le permitirá recaudar 70.000 millones y callar a Bruselas, que sigue preocupada con las cuentas españolas, mientras que Yolanda Díaz, que presumía de buenas relaciones con Garamendi –no eran tan buenas– quiere, como Escrivá, que acepte que la subida del Salario Mínimo Interprofesional quede vinculado a la inflación.

    Ya le gustaría a Sánchez, a Yolanda Díaz y a todos los españoles que efectivamente se produjera esa subida, pero más allá de demagogias y electoralismo habría que preguntarse si se puede asumir.

    No hay economista al que se pregunte, de derechas o de izquierdas, que no reconozca sinceramente que la España actual no está para alegrías, y que por mucho que presione el Gobierno a los empresarios, saben perfectamente sus ministras Calviño y Montero (María Jesús) que el sistema hoy no aguantaría ese incremento en función de la inflación, porque provocaría cifras imposibles para el empleo.

    Cruda realidad que conocen sobradamente los empresarios, los sindicatos, los jóvenes que no consiguen primer empleo y los menos jóvenes que llevan años sin que reincorporarse al mercado del trabajo. Y lo saben los autónomos, que están a vueltas con los números para hacer frente a las nuevas subidas de inflación y de las cotizaciones.

    Se comprende que los sindicalistas aprieten con el incremento salarial, pero ¿el Gobierno? Conoce mejor que nadie las consecuencias del el gasto ingente al que nos somete, la irresponsabilidad con que reparte subvenciones inasumibles por el sistema.

    Garamendi no es el único español que planta cara al Gobierno cuando tanto aprieta, pero al menos pelea para que su frivolidad disparando el gasto, la deuda y la presión fiscal, no repercuta en el bolsillo de los empresarios, sobre todo de los medianos y pequeños. Porque son los empresarios los que crean más trabajo. Y los emprendedores que se buscan la vida como pueden.

    29 nov 2022 / 01:00
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