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Gobernanza

    OBSERVEN ustedes cómo nuestro presidente, Sr. Sánchez, cuando se pone en plan predicador, emplea, con profusión, en su discurso, alguna que otra palabra peculiar y poco usada. Así resulta que, cuando él nos habla de pandemias, éstas escalan o desescalan, porque suben o descienden, cual si fueran específicos montañistas y, cuando se pone a hablar de sus cosas de gobierno nos espeta, una y otra vez, la palabra gobernanza.

    Un vocablo, por lo demás, que se cuela en la jerga que utilizan los gobiernos, cuando intentan simular que dicen mucho cuando, apenas, dicen nada. Mas, ¿qué quiere decir la palabra gobernanza? Pues no mucho, para algunos. Para otros casi nada. Algo así como gobernar en comandita. Una forma diferente de gobierno donde se ejercite el equilibrio entre Estado, sociedad y mercado. Casi nada, señor Sánchez. Lo contrario de su estilo que se ofrece, caprichoso y displicente, mentiroso y revanchista con el pueblo y los de en frente.

    El descuido de las formas no se encuentra en la palabra gobernanza, ni el reparto, a dedo, del dinero que nos mandan desde Europa. No es señal de gobernanza el infame sectarismo de partido. Será un tipo de gobierno, pero nunca gobernanza. Gobernanza es para usted un difuso concepto de mandar con ayuda generosa de los otros, bajando la cabeza, en silencio y sumisión.

    Gobernanza no es, ni de lejos, pretender que la noble oposición le condone el engaño y la mentira, a la hora de elegir compañeros de Gobierno, conculcando sus promesas. Para estar autorizado a pronunciar la palabra gobernanza tiene usted que examinar si se cumple otra de no menos importancia y que, aunque pertenece al mismo entorno semántico, no es lo mismo. Se llama gobernabilidad. O sea, aquella situación social, en la cual se acepta un modelo de gobierno. Y aquí las encuestas libres, por ahora, no semejan ir por ese camino.

    He aquí la clave de lo que puede y debe ser para un pueblo el vocablo gobernanza. No consiste en repetir muchas veces la palabra, ni discursos farragosos de entusiasmo, ni el uso abusivo de los medios de transporte del Gobierno, ni engañifas de datos que son falsos, ni poner barreras a la prensa para usar el derecho y libertad de expresión en las ruedas informativas. Por lo visto el concepto de gobernanza es, solamente, una palabra bonita, un recurso decorativo para hacer, de la nada, un buen discurso.

    29 ene 2022 / 01:00
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