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Reseña Musical

Grandes Voces para grandes óperas, en el Teatro Colón, de A Coruña

    Cuatro voces para dar entrada a la programación lírica de Amigos de la Ópera de A Coruña, en el Teatro Colón-20´00h.-,entre páginas elegidas de Verdi- con el acto del Nilo, de “Aida”-, Puccini y Umberto Giordano, con el acompañamiento al piano de Alfredo Abbati y la colaboración del “Coro Gaos”. Cantantes a los que escuchamos la temporada anterior, a los que se añade el tenor asturiano Alejandro Roy. En su calidad de especial invitado, recordamos el éxito reciente en el rol de “Calaf”, de “Turandot”, en el “Met” neoyorquino. Sus avales, fueron precedidos por su aceptación en Varsovia, como cover de Jonas Kaufmann en “La fanciula del West” y en “Turandot”. Otros roles de peso, fueron “Radamés”, de “Aida”; “Cavalleria” “Pagliacci” y “Sansón”. El cantante trae a colación un comienzo fallido, en un estilo que queda distante: “La hija del regimiento, rossinianos como “El turco en Italia” o “El barbero de Sevilla” o “Curro Vargas”, de Chapí. Destaca su formación en Florencia cono Fedora Barbieri, con su compañera Lola Fernández. Las formas de canto de las dos décadas anteriores, estaban condicionadas por la idea de la especialización: o eras lírico o lírico-ligero, o mozartiano, rossiniano o verdiano, y además te decían que tenías que cantar diferente cada cosa. Con Fedora, las cosas eran diferentes y no trasmitía que había diferencia en cantar Mozart o Verdi. La única diferencia estaba en la partitura, pero no en tanta especialización.

    La soprano Sondra Radvanovsky, a la que tuvimos acompañada por Anthony V.Manoli, venía de una “Rusalka” a lo grande, en la Canadian Opera, para seguir en Chicago con “Las tres reinas”, con el acto final de la trilogía donizettiana. Una “Aida”, e n la Deutsche Oper Berlin, y en Viena. Gran soprano verdiana, suma a la versatilidad un amplio repertorio, en el que no falta en belcanto. Un colorido sobresaliente apoyando un conocimiento profundo de los estilos que trabaja, con una presencia física apabullante, de la que tuvimos constancia. Un recital en noviembre en el que nos brindó un excelso programa, abriendo curiosamente con “Sposa son disprezzata”, de “Bajazet”-Vivaldi-; canzonas bellinianas; la sobrecogedora “Canción de la Luna”, de “Rusalka”; por supuesto un Verdi inexcusable, en arias como “Non so la tetre immagine”, “Mercé, dilette amiche” o “Pace, pace” y “Una macchia è qui tuttora!”, para rendir las exigencias del mejor aficionado; cancione puccinianas, antes de entregarse con”Sola, perduta, abbandonata”, de “Mano Lescaut”, además del Donizetti de “Roberto Devereux”, con “L´amour suo mi fe´ beata”.

    El barítono Carlos Álvarez, al que tuvimos en el rol de ”Rodrigo” del “Don Carlo” verdiano, es una voz actualmente en estado de gracia, acaparando galardones como un par de “Grammy”; el “Cannes Clasiccal Award”, la “Medalla de las Artes” y la concesión del título de “Kammersänger”, de la Wien Opera, también Premio Nacional de la Música y Medalla de Oro del Teatre del Liceu. En agenda, aparecen dos excelsos “Don Carlo”, en el Festival de Salzburgo; dirigido por L. Maazel oun “Otello”, con Sir Colin Davis y Coliseos de élite, “Un ballo in maschera”, “Luisa Miller”, “Rigoletto”, “La forza del destino” y “Otello”. La crítica italiana, dirá de su “Rigoletto”: “Carlos Álvarez, senza dubio il miglor Rigoletto della scena lirica attuale”. Una carrera sin reposo en su beneficio, y por supuesto, en el nuestro.

    El bajo Simón Orfila-”Leporello”, de “Don Giovanni”, el curso pasado, con dirección artística de Miguel A. Gómez Martínez, es también un cantante que nos dejó envidiables veladas. Una formación irreprochable en la Escuela Reina Sofía, con Alfredo Kraus, le permitió consolidar una carrera que asegura su presencia de temporada por los teatros de mayor rango en nuestro país yen emporios como el “Covent Garden”, “Thèâtre de la Monnais”, la “Berlin Staatsoper”, “Alla Scala”, de Milán; el “Festival de Pesaro”- tan próximo a nosotros por obra y gracia del añorado maestro Zedda-, por citar unos cuantos. Importancia de repertorios rossinianos: “la Donna del Lago”, “La Cenerentola”, “Il barbiere di Siviglia”, Guillaume Tell”, “Semiramide”, sin dejar al margen a Verdi, Donizetti y los belcantistas, con los Mozart preceptivos.

    Verdi en la velada: “Macbeth”, de cuya segunda versión de 1865, tendrá mejor opinión, aunque para críticos enjundiosos, la de 1847 será la más coherente y equilibrada. El autor en esa segunda, para la “Scala”, con libreto de F.Mª Piave, realizará retoques que interpretarán Francesco Pandolfi-“Macbet”-; Antonietta Fricci- “Lady Mcbeth”-; Cesi- “Macduff” y Padovani, en “Banquo”. “Aida”, partitura total ya que ofrece lucimiento para todos los protagonistas, desde la batuta al director de escena, incluidos los cinco protagonistas vocales. Llena de bellezas por su melodismo arrebatador y la expresividad, precisa para cada ocasión. Asombrosa por su eficacia narrativa, por la concisión y por la unidad de su estructura, propia de un creador genial. “Otello”, el rol del protagonista, en su dominio escénico, que requiere un actor notable, que además sepa moverse en un registro central-grave, con recursos para repentinas y obsesivas subidas al agudo. Para “Iago”, Verdi pensó en un barítono de prestancia como actor, requiriendo una voz más bien central. “Ernani”, ópera de individualidades sobre personajes típicos de la estética romántica, siendo el rol del protagonista un ejemplo del tenor de vocalidad verdiana.

    Umberto Giordano divagando sobre la Revolución francesa en “Andrea Chénier”, su ópera para la posteridad, dentro de su afinidad por el verismo imperante y cuyo estilo merecerá el trato de efectista, por la escuela a la que se asimila. En esta ópera, relucen números como “Un di all´azzurro spazio”, “Un bel di di maggio”, “Nemico della patria” y la intimista, además de popular, por los usos recibidos, “La mamma morta”. En todo Giordano, el talante folletinesco se convierte en una insalvable presencia, lo que supuso una fijación de rechazo entre los críticos más agudos. Algo de folletinesco quedará en las óperas de Puccini, pero será definitivamente la música quien venga a salvarlas y de nuevo, la gala vendrá a rendirle el justo reconocimiento. Paul Henry Lang, hablando de “Tosca”, dirá que es un ejemplo de ese naturalismo penosamente rudo con el que unos dramaturgos de segunda fila, como Sardou, cautivaron momentáneamente al mundo. La música de Puccini minimiza en realidad los rasgos peores del libreto. La fluidez melódica es sólida y ardiente y existe una fuerza psicológica en los personajes. El motivo de “Scarpia” al comienzo, que como “leitmotiv” se escucha a lo largo de toda la ópera, es una imagen musical penetrante y nítida del desabrido barón de la policía secreta.

    El “Coro Gaos”, de Fernando Briones, y en este año beethoveniano, rinde culto con el Coro de Prisioneros de la ópera testimonial y reivindicativa “Fidelio oder die eheliche Liebe” Op. 72”, modelo de las llamadas ópera de rescate que cundieron a comienzos del XIX y que cumple en parámetros a lo que suponía un auténtico “Singspiel”, basado en un libreto de J.N.Bouilly, “Léonore ou l´ amour conjugal”, para un estreno en Viena, en 1814. Juan Durán, Premio de Composición Reina Sofía, de 2018, y autor de obras como la “Cantata Finisterrae” o “Soño de Breogán”, quedará reconocido por una fantasía de su ópera “O Arame” una producción de Amigos de la Ópera de A Coruña, sobre libreto de Manuel Lourenzo, que dirigió Maximino Zumalave, contando con la soprano Carmen Durán y el barítono Javier Franco, además de la participación de la bailarina Caterina Varela y el bailarín Alexis Fernández y el “Grupo Instrumental Siglo XX”; Elina Garança, incluyó en su trabajo “Sol y vida”, dos piezas que interpreta con frecuencia en recitales, procedentes de arreglos de las populares “Lela” y “O galopín” completa Marcial del Adalid, con la fantasía sobre “Inés e Bianca”, sobre libreto de Achille de Lauzières, y que desafortunadamente no tuvo el anunciado estreno parisino. El trabajo se debe a Juan Durán y su compañera Margarita Soto Viso. Otra fantasía sobre “Unha cantiga galega”- (Unha noite na eira do trigo), de J.Castro “Chané”. El pianista Alfredo Abbati, tendrá el protagonismo en estos trabajos y arreglos.

    03 sep 2020 / 00:00
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