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Gremio periodístico

    EL gremio periodístico, mi gremio, no vive un momento especialmente de gloria. No solo en el aspecto laboral, es tarea imposible encontrar trabajo, lo que provoca frustraciones y males más graves, sino porque muchos de los ejercientes no se toman con suficiente seriedad esta profesión apasionante.

    Han cambiado las formas, la visión de cómo abordar las responsabilidades de ser mensajeros de la información, y es frecuente que el rigor brille por su ausencia, se destrocen biografías de personas respetables y se dé pábulo a la rumorología y a las filtraciones interesadas.

    Por otra parte, y produce tristeza escribirlo, la lectura de algunos artículos hacen evidente el déficit cultural de quienes lo firman. Hay excepciones, pero de la misma manera que es justo apuntarlo, también lo es denunciar la decadencia de un oficio que hace solo unos años permitía a un profesional sentirse orgulloso de ser periodista.

    A esta preocupante situación se suma el desprecio al oficio del actual Gobierno. Se han dado casos en gobiernos anteriores, pero nunca tan evidentes como ahora.

    Los periodistas no gustan a Podemos, y a Pedro Sánchez solo lo justo. Esquiva los programas dirigidos por profesionales, sus ruedas de prensa han disminuido con el tiempo y fomenta el modelo declaración, que consiste en soltar una larga parrafada sin permitir preguntas.

    La palabra transparencia no existe a pesar de que la recoge una ley, abusan el presidente y los ministros del uso de medios oficiales sin informar sobre el qué, porqué y cuándo aunque es obligado, y se escudan en la falacia de que determinados datos no se pueden hacer públicos por seguridad.

    En los últimos días Pedro Sánchez ha ido mucho más lejos en su animadversión por la verdad, la libertad de expresión y la tan publicitada igualdad: sus colaboradores, en las escasísimas ruedas de prensa del presidente, solo dan la palabra a los periodistas que consideran fiables –porque no harán preguntas comprometidas, piensan– y lo último es convocar a una sesión informativa solo a los medios cómodos e ideológicamente de su cuerda.

    Lo acaban de hacer para dar cuenta de algo tan relevante como el criterio para repartir los fondos europeos, información que viene obligada por la propia UE y por la normativa española. Precisamente por no cumplirla, miembros del PP y Vox han presentado reclamaciones ante los tribunales y distintas.

    Respuesta del Gobierno: acusarles de antipatriotas. Lo mismo que dicen del PP por no llegar a un acuerdo sobre la renovación del CGPJ, cuando es un problema que afecta también al PSOE porque se empeña, como el PP, en mantener su exigencias.

    En años anteriores, cuando el periodismo se ejercía de otra manera, situaciones como esa se resolvían también de otra manera: no se aceptaba una convocatoria selectiva. Y los gráficos hacían lo mismo, dejaban sus cámaras en el suelo.

    Pena de profesión, aunque es mayor pena la de contar con dirigentes políticos tan sectarios y faltos de respeto a la libertad.

    20 ene 2022 / 01:00
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