Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h
LOS REYES DEL MANDO

Guiño al guiñol

    SÍ, yo también me alegro de la vuelta de ‘Spitting Image’ a la televisión británica, aunque nada será lo mismo. Para empezar, muchos lo considerarán excesivamente satírico y neurasténico, aunque los británicos aplicarán su flema, o lo que sea, como acostumbran, si algo les incomoda. En realidad, ellos, los muñecos de ‘Spitting’, están en el origen de lo que fueron nuestros guiñoles, como decía ayer Ricardo de Querol, y no me puedo levantar ahora a mirar si también son anteriores a la versión francesa, pero probablemente. La sátira política es una de las formas de humor más agradecidas, y se decía en tiempos de los guiñoles del Plus, que algunos añoramos tanto, que el que no tenía su muñeco es que no era suficientemente importante, o, si quieren (sin el matiz peyorativo del ‘notorious’ inglés), al menos no era lo suficientemente notorio, o mediático, suponiendo que sean la misma cosa.

    Aquellos guiñoles desaparecieron, no sé si por ahorro (parecía una producción cara) o porque ya en aquella época empezaba el síndrome del ofendido (o, si lo prefieren, del ofendidito), que todo podría ser. Eran profundamente incorrectos políticamente, algo muy explicable si haces humor precisamente político. No se cortaban mucho y hoy todavía veo guiños a los guiñoles en muchos humoristas que estuvieron allí, o no. Hablaba hace poco con Félix Jiménez Velando, por ejemplo, que participó en algunos de aquellos celebradísimos episodios. Lo cierto es que la cosa fue grande mientras duró. Y eran tan buenos que mezclaban la caricatura de los personajes con algún lado tierno, cuando se podía. No sólo había políticos o famosos, sino periodistas, que tuvieron así su momento de gloria en forma de látex.

    Todo se desvaneció, como se ido desvaneciendo el pensamiento crítico, como se ha ido apagando lo provocador, como se ha ido marchitando casi cualquier atrevimiento, por miedo al qué dirán. Mucha tristeza. Malos tiempos para demasiadas cosas. Menos mal que algunos programas, sin guiñoles, eso sí, han incorporada la caricatura y el esperpento como grandes e imprescindibles herramientas de la crítica. Menos mal. Todo ese humor que a menudo falta en las redes sociales, o en las lecturas planas, maniqueas y simplonas de la realidad, las que más abundan y las que más daño hacen, todavía puede encontrarse en algunos lugares. Conviene buscarlo, como rareza.

    Tengo muchos motivos para discrepar de la marcha de la política británica, tan absurdamente entregada al ‘brexit’ y a otras maniobras algo egocéntricas, difíciles de explicar, por decirlo suavemente, en los tiempos que corren. En fin: el mundo está así y, como decía el otro, con estos bueyes hay que arar (ojo: es metáfora). Pero si vuelve ‘Spitting image’, aunque no sea en abierto, hay un motivo para la alegría, pues muchos se verán reflejados en su caricatura y hasta podrán recuperar el buen humor a costa de reírse de ellos mismos. No hay terapia mejor. Cuando alguien es capaz de reírse de sí mismo la inteligencia puede empezar a fluir. Los ‘late shows’ americanos suelen ofrecer grandes humoradas sobre el panorama político: y en estos días no les falta material, desde luego... Este es, también, el problema: ¿puede el guiñol de Boris Johnson, o de Trump, superar al original? No será fácil.

    14 ago 2020 / 00:15
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    Tema marcado como favorito