Hacen ricos a los demás

LA revista Forbes publica anualmente la lista de los más ricos del mundo. En la de hogaño añade otra de cien sujetos o entidades que poseen una riqueza más inmaterial y menos contable: la de quienes favorecen el bienestar de otros.

A la predecible lista de los millonetis, Forbes añade la de esos imaginativos que propician “la fortuna de los demás”: ...la inventora de una máquina para evitar el desperdicio de comida, el activista que rescata tortugas en el Mediterráneo, ese que actúa de payaso en campos de refugiados... En esa lista figura la ONG Beyond suncare (Más allá de la protección solar) que combate el albinismo en África negra y de la que la farmacéutica ourensana Mafalda Soto es cofundadora.

El albinismo priva de la melanina, ese pigmento que protege de los rayos ultravioleta, del sol excesivo, y evita el cáncer de piel, dolencia especialmente lesiva en África por una vida al aire libre y un sol potente. El albinismo es asociado en muchas comunidades a maldición y provoca una cruel marginación hacia quienes lo padecen; rara vez sobrepasan los 40 años de vida.

Beyond suncare promueve la producción local de una pomada económica y de eficacia probada. Las playas de moda y nuestros bodies de primer mundo están sobreuntados con ungüento de factor 50. Nuestra crema beneficiosa falta donde es más útil.

Tan deseable es la riqueza de las naciones como la de los individuos. Y la espiritual tanto como la crematística. Países ricos y paisanos ricos generan consumen lo que otros ofrecen, inspiran nuevas empresas y generan empleos.

La izquierda comunistoide denuesta de los amanciortega, sus diezmilempleados y sus donaciones beneficiosas. El ciudadano común aplaude sus aportes al bienestar mundial. Y desde aquí aplaudo a Mafalda, la boticaria gallega y su potingue antialbino para África.