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Ignorancia
y callejero

    AUNQUE la idea se le ha atribuido aquí, que yo recuerde, a Julio Camba, en Italia tuvo la misma ocurrencia el humorista Pitigrilli. Ambos coincidieron en proponer una solución para no tener que andar cambiando el callejero cada poco. Sugerían que, en cada placa, además del nombre se añadiera un adjetivo, de suerte que, llegado el caso, para no desorientar al vecindario, en lugar de modificar el nombre completo se cambiara sólo el adjetivo. A modo de ejemplar, imaginemos que hay una avenida dedicada a Franco, y que se llamara “Avenida del glorioso general Franco”, el cambio podría ser “Avenida del odioso general Franco”. Se cambiaba el adjetivo, y ya está.

    En esto de cambios de nombres, todos los que gobiernan, sean de derecha o de izquierdas, adolecen del mismo furor modificativo. Y si en el asunto de las calles el fenómeno es notorio, las placas en general no le van a la zaga. En Cáceres retiraron por franquista el escudo de los Reyes Católicos y hasta se gastaron el dinero público en pedir un dictamen para confirmar una obviedad. En Salamanca hubo ignorantes que pretendieron que borraran los “Víctor” de las paredes de la Universidad, sin saber que ese emblema se colocaba antaño cada vez que era proclamado un nuevo doctor.

    En tiempos de la alcaldesa Carmena la siega de nombres amenazó con dejar sin recuerdo en el callejero a Álvaro Cunqueiro, que se conjuró gracias a la destacada intervención de intelectuales gallegos de izquierda, precisamente, que escribieron a la primera edil de la capital aclarándole la barbaridad que iba a cometer, con nuestro paisano y otros. La historia de los cambios de nombres y retiradas de placas es interminable, y la han protagonizado, insisto, unos y otros.

    Ahora, en Barcelona dejan sin calle a los Reyes Católicos. Pero este asunto exige una lectura más en profundidad, pues es evidente que contiene un mensaje que va más allá en orden a desmontar toda referencia a la constatación de que se forma parte de un todo, llamado España, cuya historia se comparte. Ya se calcula que a Colón le quedan cuatro días, luego de que ya se dejara hundir y no se recuperara la célebre carabela de toda la vida en aquella parte del puerto de la ciudad condal. Lo triste es que una de las grandes ciudades de Europa tenga por alcaldesa una indocumentada agitadora, sin oficio conocido. Por cierto, el PSOE votó a favor.

    10 sep 2021 / 01:00
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