Ilusionismo eléctrico
SEGÚN la definición de la Real Academia Española (RAE), podemos entender por ilusionismo el “arte de producir fenómenos que parecen contradecir los hechos naturales”. Ejemplos en la política los hay, y muchos, pero probablemente ninguno llegue al nivel que demuestra Pedro Sánchez.
Las habilidades del presidente del Gobierno en este arte están quedando reflejadas con el precio de la luz. El pasado 5 de septiembre concedió una entrevista al diario El País en el que dijo, de manera textual, lo siguiente: “Ese es el objetivo y el compromiso: que todos los ciudadanos con un consumo medio al final de 2021 paguen una cuantía semejante y similar a la que pagaron en 2018, lógicamente con el IPC descontado”. La ilusión que se presenta es doble.
La primera tiene que ver con la claridad de la promesa. Probablemente, bien asesorado, ha cuidado sus palabras para poder llegar a final de año con la seguridad de cumplir con la palabra dada. Los especialistas en el ilusionismo a menudo suelen usar artefactos para mejorar el espectáculo, y Sánchez ha hecho lo mismo valiéndose de la inflación descontada y del concepto consumidor promedio.
Detengámonos un poco más en esto último. Porque aquí el truco es realmente bueno. No se puede negar que el Gobierno se ha enfrentado a una situación, al igual que la pandemia, que le es exógena. Y ha tomado decisiones que, principalmente, consisten en pagar como contribuyentes lo que no haremos como consumidores y, según una carta de la Comisión Europea publicada por El Confidencial, socavar los incentivos de las inversiones para la descarbonización de la generación eléctrica.
Empero, aquí toca revelar la artimaña: las medidas han tenido como destinatarios a todos los usuarios, tanto a los del mercado libre como a los acogidos a la tarifa regulada. Los primeros no se han visto perjudicados por las subidas del precio de la luz, al tener contratos fijos (aunque su situación podría cambiar en el momento en el que venzan los contratos), por lo que están pagando incluso menos. Incluyendo a estos últimos en la ecuación, las cuentas salen. Promesa cumplida, aunque 10 millones de hogares pagarán estas Navidades un 150% más que el año pasado.
La segunda se refiere al año de comparación. Como si fuese un consuelo para las familias el hecho de que van a gastar lo mismo que hace tres años. Muchas viven al mes, por lo que los juegos matemáticos y los promedios no les ayudan a pagar la próxima factura. Apostar a que lo vas a hacer como mucho tan mal como en el peor de los años no es el mejor de los alivios, pero te sirve para ganar la apuesta.
Quizás ser honestos y centrar los recursos en ayudar a las familias que no se pueden permitir el pagar un céntimo más de luz hubiera sido más eficaz, pero no vendería tanto como un buen titular. Ya saben, Pedro Sánchez, el maestro del ilusionismo eléctrico.