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Independencia judicial

    EL pasado 22 de septiembre escribí sobre separación de poderes. El tema vuelve a ser de actualidad por unas declaraciones que ponen de en primer plano el forcejeo entre PSOE y PP en torno a la exigencia de Casado de no apoyar los nombramientos del Consejo General del Poder Judicial sin previa reforma legal –que los jueces reclaman desde hace años– según la cual los jueces pasarían a ser elegidos de modo exclusivo por jueces y en ningún caso, como ahora, en buena parte a través de los partidos. Unas significativas declaraciones de Félix Bolaños a la cadena SER han calentado la cuestión al afirmar de modo sorprendente que ni los jueces pueden elegir a los jueces, ni los políticos a los políticos.

    Las declaraciones de Bolaños revelan que el PSOE de Sánchez aspira al Estado de partidos, como ya en efecto fue España desde 1978, algo que pudo imponerse en el país por la escasa estructuración político-social de la sociedad civil durante la dictadura y de allí se derivaron los más grandes males del nuevo régimen democrático: un Estado nada transparente a una sociedad civil donde sin embargo no faltaban gentes con mucha mayor experiencia política que la gran mayoría de diputados y particularmente del recién formado partido socialista homónimo del existente durante la República desaparecido en los años de la dictadura.

    La sociedad civil fue desposeída de legitimidad y de control social, se multiplicaron los desmanes, el dominio de la vida política sobre la social se hizo abusivo, y el omnipresente poder partidista tuvo como resultado una época de gran opacidad y corrupción en su forma dura y sobre todo en la blanda del amiguismo generalizado en las instituciones. Es una forma moderna de caciquismo este no representar propiamente sino más bien suplantar a los ciudadanos, un “caciquismo constitucional.”

    Bolaños parece añorar aquel oscuro condominio partidista. No parece gustarle un excesivo poder de los jueces y lo reclama para los políticos sin que parezca que trata de favorecer la burocratización de la política en un momento en que el nivel político no es particularmente brillante y las bromas sociales recuerdan las de políticos franquistas. Los jueces sí pueden elegir a los jueces. Siempre será mejor que formen cuerpo con ellos mismos que con los políticos de turno. Y ningún político tras ejercer como tal debería volver a la judicatura.

    07 sep 2021 / 01:00
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