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Invertir en mejorar la calidad del aire en interiores es rentable

MEJORAR la calidad del aire en interiores reduce considerablemente la transmisión de enfermedades respiratorias a través del aire, de ahí que todo el esfuerzo que se haga en ese sentido valdrá la pena ya que redundará en beneficio de los ciudadanos. Tras la pandemia por coronavirus, habrá que cambiar y mejorar algunas deficiencias, que hasta entonces no se les daba la importancia que realmente tienen, entre otras, se deberá cuidar más y mejor la calidad del aire en interiores, lo cual no pasa solamente por abrir las ventanas para ventilar, sino también por invertir en incorporar sistemas de ventilación adecuados, que a partir de ahora se van a convertir en una necesidad en bares, restaurantes, colegios, cines, teatros, gimnasios, hoteles, etc.

Mantener una buena ventilación en los espacios cerrados reduce considerablemente la posibilidad de contagiarse por SARS-CoV-2 o por cualquier otro virus que circule y se transmita a través del aire. La ventilación será un aspecto fundamental a tener en cuenta, y para ello comentaré algunas cuestiones de interés que debemos hacer.

Lo primero es monitorizar la calidad del aire en locales públicos cerrados como restaurantes, cafeterías, bares, gimnasios, cines, teatros, etc., que deberán disponer de medidores de CO2 a la vista de los clientes, con la finalidad de medir su concentración y conocer en todo momento su nivel para saber a qué atenernos. Estamos midiendo el aire que exhalamos, y en el caso de estar infectados, va a contener partículas del virus. Es un indicador indirecto que nos alerta de alguna manera de su posible presencia.

Otro asunto importante a tener en cuenta es el uso de filtros HEPA en las aulas de los colegios y en otros lugares con mucha presencia de gente, que ayudan a filtrar las partículas para que haya menor carga vírica en el aire ambiente.

El RITE-Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios, se aprobó en el 2007 y marca cuatro niveles en función de la calidad del aire: a/ óptima: se exige en hospitales, clínicas, laboratorios y guarderías (750 ppm de concentración de CO2); b/ buena: en oficinas, residencias o aulas (900 ppm); c/ media: en bares, cines, gimnasios, hoteles o salas de fiesta (1.200 ppm), y d/ baja: no se recomienda para ningún espacio (1.600 ppm).

Estamos en la mayoría de los ambientes que he mencionado anteriormente, muy lejos de cumplir con la legalidad vigente. Un aula cerrada sin ventilar durante 10´, enseguida se carga y se rebasa el límite de CO2, ya que se acumula muy rápido, de ahí la importancia de ventilar.

Ventilar bien no es solo abrir ventanas. Cuando surgen situaciones límite, en las que la temperatura ambiente exterior sea muy baja o muy alta, aunque pueda parecer que ventilar sea un despilfarro, lo primero siempre es la salud y después la eficiencia energética.

En locales públicos, los expertos en la materia recomiendan usar ventilación mecánica de doble flujo con recuperación de calor y filtrado. En este sentido cabe destacar que los edificios construidos después del año 2007 están obligados a tener estos sistemas de ventilación.

Es fundamental tener bien ventilados los espacios, e invertir en ello es muy rentable a largo plazo (la relación coste/beneficio es muy buena). Está demostrado que una buena calidad del aire en las empresas reduce el absentismo laboral y mejora el rendimiento intelectual.

No es menos cierto que estas cuestiones que acabo de comentar no son muy rentables políticamente hablando ya que no se ven y los resultados son más bien a largo plazo, lo cual no significa que no sean importantes y se deban tener muy en cuenta a partir de ahora, si queremos prevenir las enfermedades de transmisión respiratoria.

07 may 2022 / 01:00
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