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humor en canal Actor gallego que ejerce de coprotagonista y director en ‘Pequeñas coincidencias’, serie de Amazon, vertebra el regreso de esta sección con entrevistas sobre la televisión de ayer y de hoy

Javier Veiga, el clic de la comedia

Esta sección iba a volver el pasado marzo pero manaba la exigencia informativa, así que, vaya por delante, un abrazo a distancia antes de hablar de humor y televisión.

Si será bueno Javier Veiga que sigue siendo el mejor presentador del programa que mejores conducciones ha tenido, con Emilio Aragón, El Gran Wyoming, Eva Hache, Alexandra Jiménez y Ana Morgade: El Club de la Comedia, donde él debutó en 1999 mucho después de ser un niño pegado a un Geyperman con un secreto familiar que hoy confiesa: “Siempre envidié el barco pirata de los clics de Famobil que los Reyes le trajeron a mi hermano”, dice para consuelo de quienes surcamos media infancia soñando con un Scalextric que jamás arrancó.

Nacido el 11 de febrero en O Grove. Javi, que ya era algo payaso de niño, gustaba de vestir como un piloto de Iberia ascendiendo así por cariñosa imitación a un tío suyo que trabajaba de sobrecargo en Iberia.

Aparte de ese puente entre la simulación y la imaginación libre, no faltaban las tardes de televisor.

“En la EGB me encantaban Los Mosqueperros y Dartacán. De hecho, de lo marcado que me dejó, hace años hice una versión de teatro para niños con Los Tres Mosqueteros. Luego, mis hermanos y yo fuimos también fanáticos de Songoku, pero yo creo que yo ya andaba por el Bachillerato”, aclara para indicar que entraba en otros juegos.

En días de dos canales y audiencias que rondaba los veinte millones un viernes cualquiera, Un, dos, tres, se convirtió en el gran espectáculo de la España que dejaba atrás la dictadura para entregarse al destape de la democracia. Y en el salón de casa, el imberbe Veiga lo gozaba.

“Yo era del Un, Dos, Tres a muerte. Mi favorito fue Bigote Arrocet, su ‘Mairu-cha-cha-chá’... era imbatible. Y ya como veinteañero, fui fan de Faemino y Cansado y de su Orgullo del Tercer Mundo (1993-1994), de lo mejor que se ha hecho nunca en televisión”, subraya abrazando dos tipos de humor, de amor, que retratan cuan largo es el fondo de armario de la sonrisa.

Ante un futuro por escribir, a Javier le vino a ver una tarde la luz de la bohemia. Y todo cambió.

“Fue de repente y por casualidad. Con 18 años, en el Teatro Rosalía de Castro de A Coruña, viendo Las Comedias Bárbaras, de Valle-Inclán ... Era la segunda vez en mi vida que me sentaba en un teatro. Me quedé pegado a la butaca y decidí que yo quería dedicarme a aquello. Lo del humor vino mucho más tarde y también por casualidad pero supongo que eso era inevitable, la retranca siempre ha sido mi manera natural de relacionarme con el mundo”, aclara este actor con un algo de galán cómico tipo Tony Curtis aunque sus faldas fueran otras.

“Lo primero que sentí al verme por primera vez en la tele fue... vergüenza. Tienes tantas expectativas, te crees que lo sabes todo y que los que ya están trabajando son muy malos... luego, te ves y te das cuenta de que eres un paquete, de que te queda mucho por aprender. Por cierto, fue en un capítulo de Farmacia de Guardia, (A3) haciendo de un atracador yonki, espero que nadie encuentre jamás ese documento”, cuenta alimentando la bestia.

Tras el trampolín de El club de la Comedia entre 1999 y 2001, empezó a crecer como intérprete y como espectador. A curtirse mirando.

Friends es sin duda la serie que más nos impactó a toda una generación. Hay cosas del estilo que se han podido quedar anticuadas pero la mayoría de los diálogos podrían grabarse en una serie mañana. Sus guiones son magistrales”.

De más lejos, admite cariño por los Monty Python “y su programa Flying Circus”, y yendo al presente cita a otro bufón británico, y no se refiere a Boris Johnson, habla de uno con gracia, con talento.

“Me encanta Ricky Gervais... su última serie, After life es una maravilla. Una comedia sencilla, profunda y emotiva a la vez”.

De las actuales alaba otras.

Fleabag, La maravillosa Señora Maisel, o This is us... que no son comedias puras, son géneros más mixtos donde la comedia convive con partes más emotivas y hasta dramáticas. Supongo que esa es la tendencia”, explica quien ha ido ganando roles, igual para montar obras de teatro como Unha Noite na Praia, con Touriñán y Carlos Blanco, que para hacer spots de Estrella Galicia, cine (poco) o crear una serie de Amazon: Pequeñas coincidencias, una delicia donde comparte plano con su pareja: Marta Hazas, y que en 2021 emitirá su tercera tanda en esta era digital donde la risa muta.

“La cultura del meme arrasa con todo. Es cada vez más difícil captar la atención del espectador durante un tiempo largo pero hay muchos tipos de público para todo tipo de productos. Las modas y los soportes cambian, los chistes evolucionan y lo que ayer nos hacía reír hoy nos parece desfasado pero un buen producto siempre encuentra su nicho de mercado sea cual sea su formato”, aclara optimista este actor que conoce bien el clic de la comedia y sonríe con alma de truhán.

18 oct 2020 / 00:00
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