Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h

La alegría de vacunarse

    LA pandemia nos sigue proporcionando escenarios nunca antes imaginados, y el más reciente es el de las vacunas. Redes sociales como Instagram o Facebook, y aplicaciones como WhatsApp o Teams, entre otras, ya nos unieron durante el confinamiento; y casi todos participamos en algún aperitivo virtual y nos animamos para sobrellevar el miedo y la angustia del aislamiento.

    Ahora compartimos el proceso de vacunación, y vamos felicitando con sana envidia a quien recibe la deseada cita, como si le hubiera tocado la lotería, preguntándonos cuánto nos faltará a nosotros para recibir la preciada pauta.

    Aplaudimos a quien se dirige hacia el ansiado pinchazo, estamos pendientes de sus transitorios efectos secundarios, y hasta comparamos el avance del proceso en las áreas sanitarias gallegas y del resto del territorio español.

    Hemos entendido que había grupos esenciales con derecho a vacunarse antes, y aunque hubiéramos deseado ser considerados también imprescindibles, nos resignamos, deseando por primera vez tener unos añitos más para que nos llamasen antes.

    Aquí, en Santiago, la Ciudad de la Cultura nunca recibió tantos visitantes, ni tuvo un uso tan preciado. Impresionan esos bellos y originales edificios ante los ojos esperanzados de la multitud avanzando hacia su preciada dosis. Y en cuanto recibimos la deseada notificación, reorganizamos nuestras agendas de trabajo para despejar el intervalo de la cita. Y si no es posible, hay quien hasta convierte su vehículo en una oficina improvisada, y asiste a reuniones virtuales inaplazables desde el mismo aparcamiento de su punto de vacunación. Todo vale con tal de no perder el turno para vacunarse.

    Las colas discurren diligentes y animadas en los centros de vacunación, y se detecta una alegría solidaria entre quienes se dirigen a vacunarse. Dada la actitud festiva de los usuarios, las hileras se asemejan más bien a las que solíamos seguir para asistir al concierto de nuestro grupo musical favorito. Si alguien nos hubiese dicho que íbamos a estar felices y dispuestos a reorganizar nuestro trabajo, hacer colas, pincharnos, e incluso a sufrir pequeños efectos secundarios transitorios, nunca lo hubiéramos creído.

    Nos sentimos valientes y solidarios porque sabemos que vacunándonos estamos contribuyendo a frenar la pandemia, a disminuir las posibilidades de contagiarnos nosotros y a nuestros amigos y familiares o, cuando menos, a reducir las consecuencias de una posible infección.

    Cuando llega el minuto de oro, nos encontramos con esas enfermeras y enfermeros que, pese a haber estado horas de pie y a sus largas jornadas inoculando a un incontable número de personas, te reciben con la simpatía y paciencia propias de quien vivió de cerca la enfermedad, el dolor, la soledad y la impotencia. También ellos y ellas vislumbran en su actual tarea el principio del fin del sufrimiento y la tragedia. Y toda la ciudadanía agradece su nuevo esfuerzo.

    01 jul 2021 / 01:00
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    Tema marcado como favorito