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La Asociación Económica Integral Regional

    EL tratado constitutivo de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés) fue firmado el 15 de noviembre de 2020, en el transcurso de la 37ª cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), entre los diez Estados miembros de esta última Asociación (Brunei, Camboya, Indonesia, Filipinas, Laos, Malasia, Myanmar, Singapur, Tailandia y Vietnam) y otros cinco de la Zona Asia-Pacífico con los que la ASEAN tenía ya suscritos acuerdos de libre comercio (Australia, China, Corea del Sur, Japón y Nueva Zelanda).

    A partir del 1 de enero del año en curso ha entrado en vigor para Australia, Brunei, Camboya, China, Japón, Laos, Nueva Zelanda, Singapur, Tailandia y Vietnam; y, a partir del
    1 de febrero, lo hará para Corea del Sur; quedando pendiente, una vez que concluyan los respectivos trámites de ratificación, para Filipinas, Indonesia, Malasia y Myanmar.

    El objetivo de esta Asociación, que contaba ya, entre otros antecedentes, con los de la Asociación Económica Integral para Asia Oriental (CEPEA) y el Tratado de Libre Comercio de Asia Oriental (EAFTA), no es otro que constituir una zona de libre comercio que permita reducir los aranceles y simplificar la burocracia, de tal forma que en el plazo de veinte años esta reducción llegue al 91% de los productos comercializados entre los países firmantes. Ello dará lugar al mayor bloque comercial del mundo, mayor incluso que el creado por el Tratado entre Canadá, Estados Unidos y Méjico (T-MEC, TLCAN 2.0 o NAFTA 2.0) o por la propia Unión Europea, cuyo papel, pese a los esfuerzos por tener una presencia más activa en esta zona, con la firma de acuerdos de ibre comercio con Singapur y Vietnam, está todavía lejos del que sería deseable, tal vez por la falta de una política exterior propia.

    Esta nueva zona de libre comercio cubre un mercado de más de 2.300 millones de personas, equivalente al 30% de la población mundial; un producto interior bruto combinado de más de $ 26,2 billones; y un 30% del comercio mundial. Es cierto que las economías de los países que la conforman son economías muy desiguales, tanto en tamaño como en nivel de desarrollo, lo cual plantea ciertos interrogantes acerca de si los efectos que produzca serán igualmente beneficiosos para todas ellas.

    Ello no obstante, su aporte global a la economía mundial será, según las previsiones del Banco Asiático de Desarrollo, de unos $ 200.000 millones, lo cual, si tenemos en cuenta tanto este dato como todos los anteriores, es una prueba más de cómo el centro de la economía mundial se mueve hacia Asia-Pacífico, o Indo-Pacífico, de modo inexorable, convirtiéndola en una apuesta inevitable para nuestro país y nuestras empresas.

    Entre otros sectores, abarca las inversiones, en especial las inversiones extranjeras directas; la agricultura –que motivó, por cierto, la retirada de la India–, la automoción, las telecomunicaciones, los servicios financieros, el comercio electrónico, la tecnología de la información o los servicios profesionales. Pero excluye, en cambio, cuestiones laborales, medioambientales o ayudas y subsidios estatales, de modo parecido a como lo hace el Acuerdo Integral y Progresivo de Asociación Transpacífica ( CPTPP). Y, con el fin de facilitar estos intercambios, trata de simplificar los procedimientos aduaneros, unificar las reglas de origen –favoreciendo la promoción de cadenas de suministro– y mejorar el acceso a los mercados de los países firmantes. Unos objetivos ambiciosos, acaso no tanto como los del CPTPP, pero ambiciosos sin duda alguna.

    Una iniciativa como ésta refuerza las estrategias chinas de la Ruta de la Seda por vía terrestre y del Collar de Perlas por vía maritima, resaltando con ello todavía más si cabe la retirada de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, antecesor del CTPP) a instancias de Donald Trump. Es cierto que su sucesor, Joe Biden, ha tratado de contrarrestar en parte este vacío mediante el fortalecimiento de dos alianzas: Aukus (Australia, Reino Unido, Estados Unidos), en primer lugar; y Diálogo de Seguridad Cuadrilateral o Quad ( Estados Unidos, Japón, Australia e India), en segundo lugar.

    Pero la naturaleza básicamente militar de una y otra, aún siendo importante, no lo es del todo, al dejar al descubierto un flanco importante, que sí cubría en cambio el TPP, como es el comercial, económico y financiero, en una región en la que se decidirá el futuro del mundo en los próximos años.

    22 ene 2022 / 01:00
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