La Catedral de varias puertas

CAYÓ la mampara de madera que aisló el Pórtico de la Gloria del edificio del que es parte. Vamos camino de la integración total.

Asistimos a un conflicto de intereses: visitantes bienvenidos a los que se prohíbe el acceso durante el culto frente el interés de ese culto, tan vivo durante las Misas del Peregrino. La Catedral de Santiago tiene un diseño que le permite simultanear culto y visitas: sus tres calles admiten flujo de visitantes por las naves perimetrales mientras se celebra la Misa. Es un atractivo de las iglesias de peregrinación. Tours, Limoges, Conques, Toulouse.

Esta resiste la tentación de ser musealizada: con Sagrario, Misa, confesores, una Tumba imantante, ¡una iglesia abierta gratis de nueve a nueve!, un gran chollo a mantener.

Hay condiciones para lucrar la indulgencia del Año Santo: rezar por el Romano Pontífice en el interior del templo, confesar y comulgar entre la quincena anterior y posterior a la visita, aborrecer el pecado: todo un rico programa de vida que no incluye el paso por la Puerta Santa, el cual ha devenido en una cola para un escalofrío más folklórico que litúrgico.

La Catedral de Santiago tiene tres puertas cerradas para el acceso, salvo a ratos Platerías. Somos ricos en puertas, cutres a la hora de abrirlas. Muchos vigilantes para el cuello de botella de esa puerta magniificada.

Hemos facilitado las confesiones con el apaño de capillas, confesores y el mueblito que las facilitan. Hay inteligencia y voluntad para que la Catedral sea templo, no sala de exposición. Tenemos ingenio para redondear nuestra iglesiona y que entren muchos, que recen los más, se confiesen quienes lo deseen, que luzca una lámpara de aceite junto al sagrario y haya muchas bombillas de bajo costo encendidas. Sea.