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La Compostela de García Martí

    AL Consorcio de Santiago en su vertiente bibliográfica –incomprensiblemente hurtada al conocimiento del gran público por su condición venal– debemos los gallegos haber rescatado del inmerecido olvido la figura de un gran pensador, Victoriano García Martí, adelantado a los tiempos en su feminismo militante y continuador del europeísmo ejerciente de la Generación Nós, fallecido en 1966 en la Compostela que amó por encima de todas las cosas, como síntesis y paradigma de una tierra que tanto dio a conocer.

    Por los caminos del siglo XX es el título de la obra que recoge lo más granado de su producción periodística, en cuidada edición y con un muy relevante estudio introductorio de su obra a cargo de Arantxa Fuentes Ríos, doctora europea en Teoría de la literatura y Literatura comparada de la USC, publicada en abril de 2019 por la editorial Alvarellos bajo el auspicio del referido Consorcio.

    Resultaría de injusto reduccionismo limitar la crónica sobre la figura de García Martí (A Pobra do Caramiñal, 1881-Santiago, 1966) a su compostelanismo practicante, él que tuvo a gala y como norte vital de su vida la reivindicación de una Galicia que, partiendo de la inmarcesible identidad histórica, se abriera a la modernidad y al progreso a través de la economía y la cultura.

    Y a esa tarea dedicó toda su vida, tanto en la Villa y Corte como secretario del Ateneo madrileño, donde entabló estrecha relación con los más notorios nombres de la cultura –Menéndez Pidal, Benavente, Unamuno, Marañón, Azaña, Ortega y Gasset– como en Compostela, donde cultivó unos sólidos lazos de amistad con Valle-Inclán.

    Hombre de una innegable valía intelectual –periodista, escritor, jurista, ensayista, filósofo y editor– y discípulo de Henri Bergson y Émile Durkheim, su compromiso con Galicia le llevó a organizar en el Ateneo diversos ciclos de conferencias sobre las más ilustres escritoras gallegas, además de ser el responsable de la primera edición de las obras completas de Rosalía de Castro, en 1944.

    Irreductible defensor de la libertad de prensa, organizó en 1921 el primer congreso de periodistas de Galicia, que se desarrolló en el paraninfo de la Universidad compostelana, esa ciudad que, destaca Arantxa Fuentes, “es parte fundamental de su pensamiento. Tenía la visión de una Compostela mística, la cuna de Occidente, y por lo tanto el origen al que siempre se debe volver.

    Santiago representa esa cuna cultural, humanista y abierta que hay que preservar para la posteridad. De hecho, la visión que tiene de la ciudad perdura a lo largo de toda su vida. Siempre resurge la misma imagen de Santiago como la cuna de Occidente, clave de su propia existencia”.

    Razones más que suficientes como para que la Asociación de Periodistas de Santiago y la propia ciudad honren su memoria este mismo sábado, a las doce, descubriendo una placa en la Rúa das Orfas nº 17, donde vivió, luego del forzado aplazamiento por el covid de una más ambiciosa celebración que la APSC tenía prevista en su Pobra natal.

    22 ene 2022 / 01:00
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