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La década populista (2010-2020)

    POPULISMO significa demagogia en un sistema de masas. Antes del siglo XX, cuando estas se incorporan a una política que seculariza la religión y hereda su voluntad dirigista, había propaganda en el Antiguo Régimen mediante la imprenta y la magnificencia como instrumento y espectáculo de poder, pero no populismo. La política para las masas con medios de masas nace antes de 1929 y propone soluciones radicales a grandes crisis que provocan paro y rebelión social.

    La crisis de 2008 inauguró una década populista que cuestionó las bases de lo establecido y a menudo el régimen liberal y la sujeción a la ley. Consideran el núcleo del problema la corrupción de las oligarquías, la nueva tendencia a los macroalianzas que desdibujan las naciones, los efectos de la insípida cultura global sobre las tradiciones nacionales, y la competencia en el flujo económico global de las naciones emergentes como China y de la población inmigrante en el empleo. En suma, la postergación nacional en un mundo que juzgan en exceso abierto, una mezcla de malas y buenas causas. Proponen cortar la cabeza para curar la jaqueca.

    En 2010, Mme. Le Pen comienza en Francia su ascenso vertiginoso, y la voluntad populista de monopolio de poder contra lo “extranjero” y aliados internos aparece ya en Cataluña. Puigdemont (pelo extravagante a lo Johnson, característico nuevo toque de rebeldía como el bigotillo falangista o la barbilla a lo Italo Balbo) y Junqueras (una especie de exaltado mosén) predicarán y urdirán una conjura contra el anticristo español.

    Apropiándose el democrático malestar del 15-M, y con las tesis del tercermundismo antiliberal hispanoamericano que había arruinado el continente, se funda Podemos, paralelamente a la aparición en US de “trumpistas” y “antifascitas”. Estos, ignorantes del proceso histórico, derriban en alborotos cuanto simbolizaba los viejos consensos, y, junto a asaltantes trumpistas del Congreso, logran una gran fractura social.

    En España es obra de Sánchez, que, sin provenir del populismo, surfea pro domo sua en esta ola de cancelación de consensos históricos. Pero sería Trump, quién políticamente comía con los dedos y eructaba sin complejo, el que culminase los diez años de ascenso y declive populistas. Tendrá en Vox un más ingenuo y correcto eco, que, como todo populismo, maleduca a la población en la confusión entre la silenciosa fuerza de las grandes ideas y el escándalo publicitario de las grandes voces.

    12 ene 2021 / 00:00
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