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La degradación de Pedro Sánchez

    ADRIANA Lastra y Carmen Calvo denigran su imagen cuando desprecian las críticas vertidas contra la gestión del Gobierno por parte de grandes figuras del socialismo de antaño, así como de barones y destacados militantes de hogaño. Esta triste degradación que sufren nuestros líderes políticos actuales encuentra su epítome en la deriva de Pedro Sánchez; cuya imagen personal y legado político se deteriora debido a su ambición personal, a asesores convenencieros e irresponsables, y a esa falta de autocrítica en la que todo líder torpe cae cuando observa el mundo desde la cornucopia del poder.

    ¿Qué lleva a Pedro Sánchez a dilapidar su imagen, y a continuar la línea del flirteo socialista con los nacionalistas e independentistas proveniente ya de los pactos del Tinell asumidos por Zapatero para arrinconar a las fuerzas conservadoras y constitucionalistas? Con lo que le costó en 2016 enfrentarse a sus propios compañeros de partido, y superar el fracaso de votaciones internas y la pérdida de confianza de sus colegas de partido, ¿qué le impulsa ahora a arriesgar un segundo mandato, o a sufrir, tras dejar la Presidencia, el mismo desprecio que recibe su predecesor Zapatero?

    ¿Qué necesidad tiene Pedro Sánchez de atacar con la Ley Celaá una educación privada, concertada o incluso católica con la que siempre supo convivir el socialismo más ortodoxo? Que se lo pregunten a José Bono, o a la propia familia del presidente, Sánchez incluido, quien se formó, licenció, especializó y doctoró tanto en centros católicos como en instituciones privadas. ¿Acaso era tan importante la Ley de Memoria Democrática, el ataque a la Monarquía, la revisión de los delitos de sedición y rebelión, pretender reformar interesadamente el CGPJ, denigrar a la Guardia Civil, aceptar las condiciones de Bildu y ERC para sacar adelante los Presupuestos, o someterse a la agenda ideológica de un Podemos que apenas representa la cuarta opción política de los votantes españoles?

    Dudo que Pedro Sánchez desee ser recordado como el hombre que cercenó las libertades civiles, como el presidente que quebrantó el equilibrio de poderes del Estado, como la persona que fomentó la eutanasia y el aborto, como el mandatario que puso en riesgo el estatus del español, el equilibrio del sistema educativo, la salud de los españoles, y hasta la eficacia fiscal y financiera de autonomías cuyas brillantes gestiones nos permiten seguir siendo competitivos frente a nuestros hermanos izquierdistas de Portugal, e incluso ante Reino Unido, Irlanda o Suiza.

    De continuar por esta senda de la mentira, de los cambios de criterio, de destrucción de las instituciones, de control de la prensa y la información, de conflicto interno, y de sumisión frente a sus socios de coalición, no sólo seguirá recibiendo abucheos en cada acto público, sino que también continuará denigrando su pretendida faceta de hombre de Estado, y la imagen de España.

    29 nov 2020 / 00:00
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