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La economía se tambalea

TRAS más de dos años de emergencia sanitaria, cuando aún no se ha acabado esta pandemia, con el impacto negativo que ha tenido en la salud pública (más de 6,2 millones de muertos), en la economía y en el bienestar social, no se le ocurre nada mejor a Putin que invadir Ucrania, matando a miles de seres inocentes y arrasando pueblos y ciudades enteras, además de agudizar más si cabe la crisis económica. Lo inaudito de esta situación, pero real como la vida misma, es que mientras unos tienen dificultades para llegar a fin de mes y piensan en cómo sobrevivir, otros tratan de aprovecharse de la situación, en circunstancias adversas como éstas, para enriquecerse sin piedad. Increíble, pero cierto.

El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania provocado por Putin, está creando un clima de inestabilidad y de incertidumbre a nivel mundial, especialmente en el plano económico, afectando de manera muy considerable a dos sectores estratégicos trascendentales: energético y alimentario. La pandemia ha puesto de manifiesto nuestra fragilidad, que no estábamos preparados para responder ante una emergencia sanitaria global de tales dimensiones.

Actualmente, hay dos asuntos preocupantes que reflejan nuestra fragilidad: por un lado, la importancia de la paz y la concordia en todos los territorios del mundo (Ucrania, Siria, Yemen, Afganistán, República Democrática del Congo), de ahí la necesidad de fomentar la cultura de la paz y extenderla por todo el planeta; por otra parte, la vulnerabilidad que generan las dependencias energética y alimentaria, lo cual nos lleva a acelerar la transición energética. La mejor opción es apostar claramente por impulsar las energías renovables.

El combustible del futuro puede ser el Hidrógeno Verde (100% sostenible), no emite gases contaminantes ni durante la combustión ni durante el proceso de producción, y es fácil de almacenar, con una huella de CO2 nula, va a significar una revolución en el sector energético y en el transporte a medio plazo. Se trata de incorporar a la cesta energética sostenible, energías limpias y no contaminantes, que se complemente entre sí. También hay que hacer hincapié en la importancia de la eficiencia energética y en el uso racional de la energía (el ahorro energético, la energía que no se gasta también cuenta).

Tal y como está evolucionando el conflicto bélico, está claro que los planteamientos de Putin y de la Unión Europea están en las antípodas, Europa querrá dejar de depender energéticamente de Rusia, y apostará claramente por la descarbonización, la aceleración de la transición energética y el uso de las energías renovables. El 24 de febrero de 2022 (fecha en la que Rusia invadió Ucrania) quedará fijada en el calendario como una fecha clave para recordar, la Humanidad se está volviendo más pobre, gracias a Putin, que se metió en una guerra absurda que nunca debió de producirse, y a día de hoy es una incógnita como va a acabar esto.

Y, por si fuera poco, sectores estratégicos como el transporte, la agricultura y la ganadería (los agricultores y ganaderos exigen, con razón, medidas que impulsen el medio rural), reivindican sus derechos. Tiempos convulsos que exigen soluciones razonables, que no llegan, ¡a que espera el Gobierno!

25 abr 2022 / 01:00
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