La estrategia de la OTAN
EL Concepto Estratégico de Madrid, la nueva hoja de ruta de la OTAN para la próxima década, ha generado muchas expectativas, y también nos ha dejado algunas claves. Una es la dimensión integradora de la Organización, “con las puertas abiertas” tanto a nuevos socios como a iniciativas valiosas. Otra es la determinación de la OTAN de defender “la integridad territorial de todos sus aliados”.
Y es aquí donde los países y regiones que se sienten amenazadas por procesos rupturistas y separatistas, e incluso por países limítrofes, encuentran cierta satisfacción. Esto incluiría, en el caso de España, a Ceuta y Melilla, dos ciudades autónomas hasta ahora fuera del paraguas de la OTAN. Eso sí, en caso de necesidad de amparo, España tendría que convocar a todos los miembros de la Alianza, y éstos decidirán si intervienen o no; y, en caso afirmativo, habrá de ser por unanimidad.
En este terreno, también “el flanco sur” fue señalado como “foco de inseguridad y atención”. El norte de África y todo el área del Sahel fueron mencionados en términos de guerra híbrida de flujos energéticos y presión migratoria, así como “caldo de cultivo” para el terrorismo. Se describe bien el panorama, pero no se aporta ninguna solución concreta a dichas amenazas.
Otra clave a tener en cuenta es el estatus de la Federación Rusa, que ha pasado de ser un “socio estratégico”, a convertirse en la mayor “amenaza directa para la seguridad” de la Alianza. En este sentido, la integración de las hasta ahora neutrales Suecia y Finlandia en la OTAN tras suavizar Turquía su veto, constituye un varapalo para el Kremlin, pese al largo proceso que queda (aun siendo “exprés”) hasta que esa adhesión se haga realidad.
Claro, de la incorporación de Ucrania, de momento, ni se habla. El aumento de tropas en esas fronteras que aparentan “un nuevo Muro de Berlín” se desarrollará paulatinamente, y de manera más logística y técnica que real. No se trata del despliegue como tal de 300.000 efectivos en el Este de Europa, sino de crear una infraestructura militar y armamentística de respuesta rápida desde los países miembros.
También China está bajo la lupa de la Alianza. Ha quedado plasmado que es sospechosa de emplear “todo tipo de herramientas” para aumentar su poder a nivel global. También el evidente “refuerzo de su poder militar, armamento nuclear incluido”, constituye un motivo de preocupación, al igual que su presión sobre Taiwán. Sin embargo, nada se ha dicho de nuestra dependencia económica, tecnológica, de infraestructuras, cadenas de suministro, o materias primas chinas.
EE.UU. aprieta a China, y el resto sufrimos las consecuencias. Antes de enfadar a los asiáticos, deberíamos saber cómo suplirlos. De momento, el gigante asiático ya ha amenazado a Japón y Corea del Sur por su alineamiento con la OTAN.