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La Historia de nunca acabar

    HACE treinta años Francis Fukuyama publicó un artículo en la revista National Interest titulado El fin de la Historia. Se refería al final del telón de acero y el fin de la guerra fría y la disputa entre el capitalismo liberal y el comunismo. Con la caída de las dictaduras comunistas y su fracaso económico, social y ético, quedaba como triunfante la democracia liberal. Con el fin de la guerra fría ya no habría tensiones y las subsecuentes guerras y revoluciones sangrientas. La democracia liberal era consagrada como esencia absoluta del género humano.

    Esta visión, descendiente del idealismo del filósofo Hegel, enseguida fue confrontada con la realidad. De la misma manera que muchas veces cuando se habla de Historia solo se hace referencia a reyes y poderosos, también cuando se piensa en la Historia solo se pone la mirada en hechos acontecidos en Occidente, es decir Europa, Estados Unidos y aledaños. El fin de la Historia de Fukuyama solo tenía en mente lo acontecido en el Este de Occidente ignorando lo que pasaba en Asia, Africa y Latinoamérica. Ya entonces había dictaduras como China, Corea del Sur, Vietnam, muchos Países africanos, varios países de Oriente medio, Cuba y otros países latinoamericanos no comunistas.

    La situación ha variado mucho, China ha emergido como potencia mundial y centro de producción y por otra parte ha surgido el islamismo radical con terribles atentados terroristas, siendo una manaza real ala seguridad de muchos países. A esto se unen la irrupción de dos revoluciones: la tecnológica y la de la mujer. Las dos han modificado todos los procesos de producción y comercialización. También cambió el modo de realizarse y las perspectivas del capitalismo liberal en Occidente. La crisis de 2008 y la pandemia del 2020-2021 y sus maneras de abordarlas han puesto de manifiesto las debilidades del sistema.

    La crisis económica provocada por prácticas y comportamientos abusivos en el sector financiero, no detectado por las autoridades políticas, solo tuvieron respuestas con políticas restrictivas, con recortes sociales que repercutieron en las capas más débiles. Todo esto ha dado lugar a un auge de nacionalismos y populismos en muchos países, algunos de los cuales alcanzaron el poder como es el caso en Polonia, Hungría y Austria y antes en Estados Unidos. En otros países aumentaron su influencia partidos de extrema derecha y nacionalistas de todo signo. Las recetas de restricción extrema aplicadas por el capitalismo liberal se revelaron como inservibles para abordar los próximos desafíos.

    Apenas superada la crisis económica, se hizo más patente la necesidad de afrontar la sustentabilidad del planeta gravemente amenazado. Esta amenaza implica cambios radicales en la producción y distribución de cualquier producto, especialmente la energía. Estos cambios profundos se necesitan que sean a escala mundial lo que va a llevar a una reformulación del capitalismo liberal con fuertes confrontaciones sociales y políticas. Nacionalismos, extrema derecha, cambios radicales en la producción y en la distribución de productos, pandemia mundial, inservibles recetas de restricción. Todo esto apunta a que la historia continua. Ojalá que no implique más guerras y

    sufrimientos.

    15 oct 2021 / 01:00
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