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La oposición en Cataluña

    LOS partidos independentistas catalanes han comenzado los movimientos para la formación de un Gobierno que no suscite ninguna duda sobre las intenciones de avanzar por la vía de la secesión, y de esa forma han comenzado a concretar el cordón sanitario hacia el ganador de las elecciones, el socialista Salvador Illa, que tendrá muy difícil cumplir su deseo de presentarse a la investidura, aunque sea para perderla. El candidato de ERC, Pere Aragonès, le va a cortar el paso mediante un acuerdo explícito con el partido de Carles Puigemont y con un acuerdo del mismo carácter, o implícito, con la CUP.

    Este partido antisistema ha sido el primero en traspasar una de sus líneas rojas y está dispuesto a entrar en el Govern, incluso si forma parte de él JxCAT, si se diseña una hoja de ruta secesionista sin dilaciones y si se apuesta por la amnistía.

    En segundo plano quedan la petición de avanzar en el rescate social y la transición ecológica porque lo que prima para su voto a favor, o su abstención, es sumarse al viaje secesionista que antepone Aragonés a la gestión de los problemas de una ciudadanía que exige soluciones. De ese modo, el líder vicario de ERC –el auténtico es Oriol Junqueras–, podrá ocupar el despacho real del presidente de la Generalitat.

    Con los primeros pasos para la formación del Govern, al vencedor de las elecciones catalanas le corresponde comenzar a preparar su labor de oposición. No lo va a tener fácil Illa, porque se va a encontrar sometido a un fuego cruzado. Illa es un partidario del diálogo para resolver los conflictos y de abordar el problema catalán sobre la base de pasar página de las veleidades del procés y de las dos principales demandas de los independentistas, amnistía y derecho de autodeterminación, que considera directamente imposibles de aceptar.

    El PSC como primer partido de la oposición en Cataluña, puede verse abocado a realizar una labor que quede invisibilizada como ocurrió con la de Ciudadanos en la pasada legislatura, o que puede resultar ineficaz por moverse entre dos aguas, solo que en esta ocasión el Parlament cuenta con otro partido, Vox, que tratará de convertirse en la verdadera oposición con gesticulaciones que son siempre más efectistas que las llamadas al diálogo, mientras que el espacio de oposición de Ciudadanos y PP ha quedado aniquilado, y los comunes están dispuestos a interpretar el papel de comodín respecto al Govern.

    17 feb 2021 / 01:00
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