La pertinaz sequía
LAS graves noticias de la situación meteorológica que vive España (en los telediarios se confunde meteorológico con climatológico, aunque lo primero esté cambiando para mal), reaviven la crónica cotidiana que a los mayores nos evocan otros tiempos en que buena parte de los males del país se atribuían en el discurso oficial a la “pertinaz sequía”, aliviada con dos medidas: sacar algunos santos en procesión y las crónicas del NO-DO en las que nos mostraban a Franco inaugurando pantanos. Que ahí están. Por cierto, que en uno de esos coloquios actuales de algunas televisiones en los que pretendidos expertos opinan de todo lo divino y lo humano, con la misma ignorancia y falta de perspectiva, uno de ellos quitó todo el mérito a los embalses construidos por aquel, afirmando que formaban parte del “Plan Hidrológico de la República”, que a su vez se inspiraba en estudios muy anteriores. En todos casos, esos embalses se construyeron, menos mal.
En esto de la hidrología uno tiene la sensación de que los sucesivos gobiernos no han sido adecuadamente diligentes. En España hay 25 cuentas hidrográficas, pero la política común en ese sentido no parece haber sido lo uniforme que se precisaría, pese a los anuncios de obras que nunca se llevaron a cabo, interferidas además por las trifulcas de algunas comunidades con el Estado, por sus diferencias políticos entre el color de sus gobiernos, de espaldas al interés común del conjunto del país. En algunos casos, en zonas especialmente necesitadas, como la cuenca del Ebro, la mayor de España, cuatro proyectos que deberían estar en marcha en este periódico se han eliminado, junto con otra serie de previsiones, en áreas donde se precisan soluciones de regadío inaplazables.
La función de estos embalses es muy variada, desde el aprovechamiento hidroeléctrico al regadío o a evitar avenidas de graves efectos. Teóricamente, en estos momentos, en España deberían estar en marcha diez grandes de estos proyectos, pero el propio director general Agua echaban un jarro de la misma sobre tales planes, “por razones presupuestas y medio ambientales” de que tales proyectos puedan llevarse a cabo hasta 2027. Habrá que sacar de nuevo al santo en rogativa o consolarse viendo el NO-DO.