Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h

La privada hace su agosto

MILES de personas llegadas de toda Galicia se manifestaron hace dos semanas en Santiago a favor de la sanidad pública. ¿Quién puede estar en contra? De la proclama, nadie. Ahora bien, salir en estos momentos a la calle a denunciar sus carencias, cuando se está recrudeciendo la pandemia, no es seguro que resulte eficaz para alcanzar el objetivo, por muy bien intencionado que sea. Mucha gente se preguntará si el gran beneficiado de las protestas no es la medicina privada. Sería bueno conocer el dato sobre las altas en los seguros privados los días siguientes a las movilizaciones. Con la pandemia, las grandes empresas aseguradoras están haciendo su agosto. El virus es su aliado económico, pero si a ello se añade la desconfianza en la pública que de manera indirecta se transmite a la ciudadanía con actos de esta naturaleza, el negocio es redondo. La mejor publicidad, y gratis. Los promotores de las protestas han de ser muy cuidadosos en las formas. No basta hacerlo por una buena causa. Ha de parecerlo, ser oportuno y resultar eficaz. Sobre el primer punto, las apariencias hacen dudar sobre si realmente se busca mejorar la salud de los ciudadanos o hay intereses partidistas ocultos de por medio. Acertar en la oportunidad es vital porque lo que en otro momento puede calar en la sociedad, ahora que la prioridad es otra el mensaje se evapora. En cuanto a la eficacia, si se mide el éxito por el número de manifestantes, no cabe duda de que lo consiguieron, pero si hemos de analizar los resultados en relación a lo que se pide, mantengo que los grandes beneficiarios pertenecen al sector privado.

Manifestarse es un derecho fundamental que ha de protegerse. Qué duda cabe. Pero esta cualidad, sobre todo cuando hablamos de salud, debe hacerse con responsabilidad. Y también absoluta neutralidad si pretenden representar al conjunto de la población. Las organizaciones convocantes de estas movilizaciones no siempre cumplen con estos requisitos. Cuando menos, aparentan vinculación directa con partidos políticos, lo que les resta credibilidad. Y es más, apartar el foco de la pandemia para dirigirlo hacia otras cuestiones induce a confusión. Ya se sabe, a río revuelto... No solo la privada pesca, también los negacionistas y antivacunas. La salud es algo serio.

Poli boa, poli malo

AS declaracións do deputado nacionalista Néstor Rego desta semana afirmando no Congreso que Galicia sería “ máis pronto que tarde unha república libre e soberana” non deberan causar sorpresa. A independencia é o gran obxectivo de todo nacionalista que se precie, desexo tan lexítimo como calquera outro, incluída a derrogación do sistema autonómico en volta ao centralismo do pasado. Para ambos supostos habería antes que modificar a Constitución, ou dar un golpe de estado. Por iso, máis aló do cálculo optimista de tempo que sería necesario o dito por Rego, nesta e outras moitas ocasións, é a esencia ideolóxica do BNG. O rebumbio levantouse porque ditas neste momento, con toda crudeza, resultan politicamente incorrectas. Tanta sinceridade choca coa nova estratexia morna de Ana Pontón para aumentar os apoios en próximas citas electorais, sobre todo de cara á presidencia da Xunta. Réstalle credibilidade á moderación pregoada hai tan só dúas semanas na XVII Asemblea do BNG. E aínda máis cando ao mesmo tempo outro destacado membro da dirección, Bieito Lobeira, desprazase a Bilbao para arroupar a Bildu na súa reclamación -¿casualidade?- dunha “república vasca libre e de iguais”, suponse co visto e prace da líder. Non é fácil neste asunto casar fondo e forma, defender uns principios e que seméllanse aos do adversario. Ambolosdous estarán de acordo, sí, pero unha fai de poli boa e o outro de poli malo. Veremos se funciona.

De misas y Artículo 155

PARA desviar la atención sobre los desafíos que tenemos, volviendo a primer plano el de la pandemia por sus continuas mutaciones, la nueva política casi siempre pone el foco en asuntos intrascendentes. Un par de ellos tuvieron a Casado, el líder del PP, como actor destacado cuando no debiera haber pasado de secundario. La primera fue en Granada, donde se le afea por haber ido a una misa por Franco. Desconozco si acudió a la iglesia donde se celebraba con esta intención. Parece que no, que fue una casualidad. Pero si estuvo adrede, lo entendería. Incluso lo aplaudiría, porque visto con perspectiva política, Franco necesita muchas misas para obtener el perdón de sus pecados. Para eso son las mismas, no un homenaje a nadie como algunos, ignorantes, manipuladores o maliciosos, nos quieren hacer creer. La otra nimiedad fue con motivo en unas declaraciones en las que propuso, en caso de ser necesario, aplicar el artículo 155 de la Constitución, para que la Generalitat acatara una sentencia sobre un aspecto concreto de la enseñanza. O sea, lo mismo que hizo Felipe González en 1989 cuando advirtió al gobierno de Canarias con la intervención y la retirada de competencias en materia fiscal si se negaba a aplicar una serie de medidas que allí consideraban lesivas para las islas. No hizo falta, porque los canarios aceptaron la legalidad. Pues bien, mientras nos sumimos en discusiones bizantinas el precio del pan subió un 10 por ciento.

28 nov 2021 / 01:00
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito