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Reseña Musical

“La verbena de la Paloma” de Tomás Bretón, dirigida por Fernando Briones, en el Teatro Colón

    Dos espectáculos escénicos para el Teatro Colón, en las programaciones de Amigos de la Ópera de A Coruña, saliéndonos de las óperas habituales por razones que hablan por sí mismas. El sainete lírico “La verbena de la Paloma” y la zarzuela barroca “Vendado es amor, no es ciego” de José de Nebra. Tras el comienzo ayer con el reclamo de “Grandes voces para grandes óperas “, en gala de cartelón con la soprano Sondra Radvanovsky, el barítono Carlos Álvarez, el tenor Alejandro Roy, el bajo Simón Orfila, asistidos por el “Coro Gaos” y el pianista Alfredo Abbati, turno para “La verbena de la Paloma o el boticario y las chulapas y los celos mal reprimidos”, el sainete lírico que podremos seguir hoy y mañana, en el Teatro Colón. Una dedicatoria “In Memoriam” de la mezzo Inés Ribadeneira, de la que en el curso anterior se había presentado una biografía de esta cantante formada con Lola Rodríguez Aragón y Ángeles Ottein, antes de su primer gran triunfo con Alfredo Kraus en Madrid, junto a María Olaria. Fue la zarzuela una de sus preferencias: “La revoltosa”, “Agua, azucarillos y aguardiente”, “Doña Francisquita”, su presentación en A Coruña, en 1957, con Alfredo Kraus” y por supuesto, ”La verbena de la Paloma”.

    La obra de Bretón, sobre libreto de Ricardo de la Vega, tendrá entre las voces destacadas a la soprano Vanessa Goicoetxea- “Susana”-, que pasó por la “Semper Opera Dresden”; el barítono Borja Quiza-“Julián”- que ya se había consagrado como “Lamparilla”, de “El barberillo de Lavapiés”, en el Teatro de La Zarzuela madrileño; el barítono Luis Cansino-“Don Hilarión”, un rol destacado en “La Traviata”, en el “Teatro Real; la mezzo Carol García-“Casta”-, apreciada por “Il Barbiere” rossiniano reciente; el bajo Alejandro Baliñas-“Tabernero”-; la mezzo Laura Vila-“Señá Rita”; el barítono Gabriel Alonso Díaz-“Sereno”-, la mezzo Nuria Lorenzo-“Tía Antonia”-; la mezzo Marina Penas-“Cantaora”- y el barítono Pedro Martínez para el rol de “Un guardia”. Puesta en escena de Emilio López, en un novedoso tratamiento, que arroparán la “Orquesta y el Coro Gaos”, de Fernando Briones.

    Una calle de Madrid y los vecinos “a la fresca” durante las fiestas de la Virgen de la Paloma, el 14 de agosto, mientras el boticario “Don Hilarión” y su colega “Don Sebastián”, comentan la agobiante canícula estival, frente a unos mozos que reposan a sus anchas entre los juegos de cartas...el resto es bien conocido para los amantes del género chico, resuelto en forma de sainete lírico en un acto. Sainete producto casi de la pura casualidad, ya que Chapí había rechazado el libreto para su puesta en el Teatro Apolo y para mayor enjundia, Bretón confesaría tras el estreno que, probablemente, se había equivocado con los resultados. Críticos acervos, dirán que la pieza unía una excelente partitura a un libreto eficiente, en un afortunado desarrollo mezcla de costumbrismo y realismo. Abundancia de personajes enmarcando una serie de cuadros de la vida cotidiana. Pasaba Ricardo de la Vega por ser un maestro en el género del sainete, precisamente del género chico. En esta ocasión, la entente a dos manos acertará en la elección de personajes, la ambientación, el medido desarrollo de la acción, las situaciones “chuscas” y el lenguaje calibrado, que trata cara a cara los lugares de la taberna o el café. El protagonismo del baile de público, será de una ayuda incuestionable. El “madriles” popular, entregado al entusiasmo de los “bailongos”, esencia de la vida en los festejos al aire libre.

    Un sainete en un preludio y cinco números, en los que la pauta la marca la música y como detalle significativo, para los dos primeros cuadros, algo tienen que les acerca al talante de la ópera cómica. Amaniel, en su perspicaz olfato, dirá en “El Imparcial”, de este nuevo género que denominará “sainete sentimental” . En otra posible comparación con otros sainetes de la época, se observa que tienen una extensión similar en lo musical, aunque es esa misma música la que marcará la diferencia, aceptando precisamente el dominio operístico de Bretón. Resultado: un elaborado trabajo musical en su absoluta magnitud, desde el tratamiento orquestal hasta los aspectos dramáticos y vocales, que con todo, causarían algunos problemas con la compañía del Teatro Apolo. Sabrá presentar una reconocible variedad de estilos, que van desde las partes más dramáticas (en la deuda operística)- canción de “Julián” y recitativo consecuente de “Rita”), a los conjuntos desarrollados, excelentemente tramados en la elaboración polifónica o en el tratamiento de personajes (quinteto); los agudos pasajes cómicos (algo que ver con la ópera bufa italiana, la entrada de “Don Hilarión”; pinceladas consentidas del nacionalismo hispano (seguidillas), en las lindes de Barbieri; las muy a tono piezas puramente ligeras de tintes de opereta (coplas de “Don Hilarión”, danzas de salón a la moda (mazurkas) y la “Soleá” a su libre vuelo.

    Ramón Barce, estudioso y compositor, no se olvida de “La verbena de la Paloma”, de la que dirá que es un tipo de “singspiel” original, que toma solo parte de la materia bailable que Chueca adoptó y que respeta la estructura de la gran obra lírica, aunque sintetizada; camino en el que Bretón, no encontrará continuadores. Otros detalles: De 1880 a 1894, año de “La verbena de la Paloma”, se estrenaron en España 211 zarzuelas cortas madrileñas. Hubo un momento de gran interés por la ciudad, en el que se escribieron la mayor parte de ellas entre los años 1885/94. Después de la obra de Ricardo de la Vega, hay dos años de gran fascinación por los asuntos madrileños-1895/97, que se pueden interpretar como inmersos en la estela del éxito de “La verbena de la Paloma”. De este momento son las dos obras de gran calidad literaria, “La Revoltosa” y “Agua, azucarillos y aguardiente”, ambas estrenadas en el Teatro Apolo, durante la temporada de 1897. Volverá a producirse otro período de gran fecundidad sobre temas madrileños entre 1905/10. Pero es evidente que las circunstancias ya no eran las mismas y que a esas alturas el género chico madrileño empezaba a entrar en franco declive.

    04 sep 2020 / 00:00
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